Conclusión
El
Patriarcado de dos mil quinientos años fue una religión familiar desde
el Edén hasta el Sinaí; el Judaísmo de mil quinientos años fue una religión
nacional desde el Sinaí hasta la cruz de Cristo; el Cristianismo (la
iglesia) es una religión internacional para todas las naciones sobre los
mismos términos desde la cruz de Cristo
hasta el fin del mundo.
La
revelación de la voluntad de Dios en el Nuevo Testamento
cesó
con la escritura del libro de Apocalipsis por el apóstol Juan en la isla de
Patmos alrededor del 96 d.C. La Era cristiana continúa, y terminará hasta el fin del tiempo,
con
la segunda venida de Cristo (I Corintios 15:22-24).
Por
lo tanto, la Biblia es una unidad consistente, armoniosa
desde
el principio hasta el fin. El Plan de
Redención de Dios se desarrolló
en una manera ordenada desde
el Edén hasta el Sinaí y desde
el Sinaí hasta la cruz y desde la cruz
hasta el fin del tiempo.
Se
trata del “paraíso perdido” al “paraíso restaurado.” El Nuevo
Testamento enseña que “toda bendición espiritual” está “en Cristo” (Efesios
1:3, 7) y que sin Cristo no hay salvación (Juan 14:6; Hechos 4:12). Estar “en
Cristo” es estar en la iglesia que el Señor estableció (Hechos 2:47). La
salvación se ofrece a todas las personas no importando su raza o color.
La
Biblia concluye con esta grande invitación:
Y
el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Y
el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del
agua de la vida gratuitamente (Apocalipsis 22:17).
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