miércoles, 29 de abril de 2015

"Y lo hizo así Noé"

 Casi todos saben de Noé y el diluvio, pero al leer esta historia ¿qué aprendemos? ¿Qué pensamos y qué decimos acerca de aquel evento asombroso? Muchos solamente discuten el tamaño del arca y, sobre todo, los animales que subieron al arca. A los niños les encanta oír de animales y esta historia es fascinante para ellos, porque el texto habla de animales de toda clase. Pero ¿cuáles son las lecciones que todos, tanto niños como adultos, deben aprender de ese evento?
Primero, debemos aprender que Dios aborrece y castiga el pecado. "El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal... Y el Señor dijo: Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado" (Génesis 6:5). Los hombres han contado muchas bromas acerca de Noé, el diluvio y el arca, pero ese evento no era una broma, pues toda la humanidad -- con la excepción de Noé y su familia -- perecieron. El diluvio era un monumento que nos recuerda de la ira de Dios que fue provocada por los pecados del hombre.
Segundo, debemos aprender que Dios bendice a los que hacen su voluntad. "Mas Noé halló gracia ante los ojos del Señor... Y miró Dios a la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Entonces dijo Dios a Noé: He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos... Hazte un arca... Y así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así hizo" (Génesis 6:8-22). En esto vemos que Dios salvó a Noé porque era un hombre obediente. Como lo explica el apóstol Pedro, "no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos" (2 Pedro 2:5). Dios siempre hace distinción entre los obedientes y los desobedientes.
Tercero, debemos aprender que como "el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua", así también "los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos" (2 Pedro 3:6, 7). Por lo tanto, en lugar de hacer bromas acerca de Noé, los animales y el diluvio, nos conviene entender que como el diluvio era literal, también será literal el fuego que destruirá "los cielos y tierra actuales". Esta advertencia es repetida por Pedro en el versículo 10: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón, el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella, serán quemadas".
Cuarto, debemos aprender que "como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre" (Mateo 24:39-39). Jesús no habló del diluvio como si fuera una fábula o leyenda de los israelitas, sino como un evento histórico; por eso, los que dudan del relato de Génesis, también dudan de la Palabra de Cristo Jesús.
No dejemos, pues, de aprender las lecciones de la historia bíblica que Dios nos enseña. En cuanto a Noé y el diluvio, recordemos que los pecadores que no se arrepienten serán castigados, que Dios bendice a los obedientes, que como la tierra fue inundada, también será quemada, y, por último, que como los que vivían en aquel tiempo no esperaban el diluvio, tampoco la gente ahora espera la venida de Cristo. ¡Aprendamos estas lecciones!

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