jueves, 30 de abril de 2015

“¿QUÉ PIDE JEHOVÁ DE TI?”

Introducción:
1. Deuteronomio 10:12, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.
2. Miqueas 6:8, “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
3. Cuando Dios creó al hombre, ¿cuál era el propósito de Dios para él? ¿Qué deseaba de él? ¿Qué pide de él?
I. Dios ha hablado al hombre, le ha explicado su propósito, lo que desea del hombre.
A. Habacuc 2:20, “Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”. Este texto indica que cuando Dios habla, el hombre debe callar y escucharle para entender y obedecer su palabra.
A. Heb. 1:1, 2, “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”
B. 1 Cor. 2:11, “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Este texto enseña que la única manera de saber la voluntad de Dios es por medio de oír y aprender lo que el Espíritu Santo revela.
C. Cristo es el Verbo (Palabra, Revelación) de Dios, Juan 1:1, 18. Jn. 14:9, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Dios es Espíritu; por eso, Jesús no habla de verlo en sentido físico, sino que al conocer a Cristo (su vida, su enseñanza, su compasión, su sacrificio), conocían a Dios. Cristo es la verdadera revelación de la voluntad de Dios.
II. Todos pueden entender lo que Dios nos ha dicho.
A. No tiene sentido decir que Dios nos ha hablado, nos ha dado mandamientos, enseñándonos que seremos bendecidos si obedecemos y castigados si no obedecemos, y luego decir que no podemos entenderle.
B. A través de los siglos la gente mencionada en las Escrituras obviamente entendía la palabra de Dios. Durante la época patriarcal Abel, Enoc, Noé, Abraham, etc. entendieron la voluntad de Dios. Otros desobedecieron pero no por no entender, sino por causa de su rebelión contra Dios.
C. Los israelitas podían entender la ley de Moisés. Deut. 28 explica claramente las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la desobediencia.
D. Entonces cuando Cristo enseñaba, “gran multitud del pueblo le oía de buena gana” (Mar. 12:37), obviamente entendiendo lo que les decía. Juan 20:30, 31, “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Pero ¿cómo creer si el evangelio no es entendible?
E. Cuando los apóstoles enseñaron los que eran “nobles” “recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11). ¿Cómo podían examinar la enseñanza si no la entendieron?
F. Efes. 3:3, 4, “que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo…” La palabra “misterio” no significa que el evangelio sea “misterioso”, sino que estas verdades tenían que ser reveladas por Dios.
G. Pero sin duda alguien citará Lucas 9:44,45, “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. 45Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras”. Jesús quería que entendieran porque les dijo, “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras”. Entonces ¿Jesús las ocultaba? No, más bien, el problema fue descrito en Mat. 13:14, 15, “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”.
III. El hombre tiene libre albedrío.
A. Gén. 1:26, 27, “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza … Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…”
B. Por lo tanto, el hombre tiene cualidades divinas: inteligencia, emociones, voluntad libre.
C. El hombre tiene conceptos morales. Puede distinguir entre lo correcto y lo incorrecto y puede escoger lo correcto.
D. Muchos niegan esto diciendo que si el hombre tuviera libre albedrío eso negaría la soberanía de Dios, pero de principio a fin la Biblia habla de los mandamientos que Dios ha dado al hombre. Esto no solamente revela su soberanía sino también la obligación del hombre de obedecer y si Dios requiere algo del hombre, sin duda el hombre puede y debe hacerlo.
E. ¡Todo mandamiento de Dios implica que el hombre es capaz de obedecer ese mandamiento! Negar esto es negar la justicia de Dios. La Biblia trata al hombre como moralmente responsable ante Dios.
IV. Dios quiere que el hombre participe de la naturaleza divina. 2 Ped. 1:4, Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. Esto significa que Dios quiere que seamos cómo Él, que seamos imitadores de Dios (Efesios 5:1)
A. Dios es luz. 1 Jn. 1:5-7, “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Andar en luz significa andar en los caminos de Dios (Isaías 55:8, 9; Deut. 10:12, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.
B. Dios quiere que seamos santos porque Él es santo. 1 Ped. 1:15-16, “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. 1 Jn. 3:1-3, “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.
Cross references:
V. Los que desprecien cualquier mandamiento o enseñanza de Dios desprecian a Dios Mismo.
A. Casi todos aceptan algunos y aun muchos de los mandamientos de Dios, pero los aceptan porque están de acuerdo con ellos.
1. Por ejemplo, no matar (porque no quiero que me maten); no robar (porque no quiero que me roben); no adulterar (porque no quiero que lo hagan con algún familiar mío), etc.
2. Pero al mismo tiempo quieren escoger los mandamientos (las leyes, las enseñanzas) del Señor que les convengan, a estilo del autoservicio en la cafetería, escoger esto, dejar aquello.
B. Un ejemplo claro de tal práctica se encuentra en Santiago 2:9-11, “si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 11Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley”.
1. Santiago se dirigió a los hermanos que pensaban que no pecaban cuando discriminaron a los hermanos pobres. Para ellos ciertas leyes eran importantes y otras no, pero Santiago nos recuerda que aunque uno fuera culpable de quebrantar una sola ley, con eso llegaba a ser transgresor de la ley.
2. No somos jueces de las leyes del Señor porque los que juzgan las leyes del Señor juzgan al Señor Mismo.
VI. ¿Qué es, pues, lo que Dios desea del hombre?
A. Quiere que “busquen a Dios”. Hechos 17:25-27, “es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas …para que busquen a Dios … porque en él vivimos, y nos movemos, y somos … Porque linaje suyo somos”.
B. Quiere que le glorifiquemos y que estemos agradecidos. Romanos 1:21, “21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.
C. Quiere que le amemos con todo el corazón. Mat. 22:36, 37, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”.
1. Juan 14:15, 24, “Si me amáis, guardad mis mandamientos … El que no me ama, no guarda mis palabras”.
2. Pero si uno no ama a Dios con todo el corazón, deseando glorificarle, no le aprovecha si guarda los mandamientos. Por eso, debemos cuidar el corazón y los motivos. Hay que preguntarnos por qué estamos obedeciendo y sirviendo al Señor? ¿Con qué propósito?
D. Por lo tanto, que nuestra fe sea genuina, viva (no muerta), Heb. 11:6; Juan 1:1; 5:18; 8:24, 58 … que nuestro arrepentimiento sea sin reservas mentales, Luc. 13:3, 5; Hech. 17:30, 31 … que nuestra confesión de fe sea sincera y no simplemente de labios, Mat. 10:32, 33; Rom. 10:10; Hech. 8:37 … y que el bautismo sea bíblico, sepultado en agua (Rom. 6:4; Col. 2:12; Hech. 8:36; 10:47), en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mat. 28:19) para el perdón de pecados (Hechos 2:38) … y luego llevar una vida como descrita en este sermón. ¡Esto es lo que Dios busca, es lo que Dios pide de ti!

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