lunes, 10 de marzo de 2014

Curso Basico De La Biblia

LECCIÓN 9

LOS PRIMEROS CRISTIANOS

En esta lección estudiaremos acerca de los primeros hombres convertidos a la religión de Jesucristo. En el segundo capitulo del libro de Hechos de los Apóstoles tenemos un relato del sermón presentado por el apóstol Pedro, la primera vez en que el evangelio fue predicado. El evangelio (buenas nuevas) había sido predicado antes proféticamente durante la dispensación mosaica por los hombres que habían profetizado la venida del Mesías. Había sido predicado en principio, durante la existencia de Juan el Bautista y durante el ministerio de Jesús. Pero ahora, por vez primera, el Evangelio era predicado como una realidad entre los hombres. Fue ofrecida la oportunidad a todos los que lo oían para convertirse en miembros de la iglesia que Jesús edificó; para recibir la remisión de sus pecados y la paz de Dios que sobrepuja todo entendimiento.
Se recomienda al estudiante leer el segundo capitulo del libro de los Hechos al estudiar esta lección. 
En los primeros cuatro versículos del capitulo dos de Hechos se nos dice cómo Cristo, ejecutando su primer acto administrativo como Rey de reyes y Señor de señores, envió sobre los apóstoles el poder del Espíritu Santo. Durante su vida, Jesús había prometido enviar este poder, algunas veces llamado el "Consolador", a los apóstoles, y había dicho: "Y yo rogaré al Padre y El os dará otro Consolador..."(Juan 14.16-17). En la misma conversación también había dicho: "Pero cuando venga el Consolador..."(Juan 15.26). "Empero cuando venga el Espíritu de verdad..." (Juan 16.13). 
Bajo el influjo de este poder de lo alto, los apóstoles fueron guiados a toda la verdad y autorizados para predicar a los hombres los términos del convenio de Dios con los hombres. Este poder vino con una gran demostración que atrajo la atención de la multitud que se encontraba en Jerusalén, la cual vino al lugar en que se hallaban los apóstoles. Toda la multitud estaba atónita y maravillada debido a que aquellos hombres de Galilea, a quienes ellos consideraban ignorantes y sin ilustración, podían hacer aquella sobresaliente demostración, y porque cuando los apóstoles hablaban cada hombre oía y entendía en su propia lengua, aunque la multitud presente pertenecía a unas diecisiete provincias diferentes.
Algunos hombres insensatos del pueblo, que se juntaron para contemplar señal tan maravillosa, acusaron a los apóstoles de estar borrachos. Pedro se levantó con los once, atrajo la atención de la multitud, y negó aquel cargo infundado.
Entonces predicó un sermón dirigido a concentrar el pensamiento del pueblo, para convencerlo de que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, el Mesías de la historia del Antiguo Testamento y la única esperanza para el hombre caído y pecador. Pedro empezó su sermón recordando al pueblo una declaración hecha por el profeta Joel, indicando que el advenimiento del Espíritu Santo en esa ocasión era el cumplimiento de lo que había dicho el profeta. Pedro hizo enseguida una referencia a Cristo, recordando a la multitud los milagros, señales y maravillas que Dios hizo por medio de Cristo entre el pueblo, y de cómo había sido entregado en manos impías para ser crucificado. Pedro declaró asimismo, que Dios había levantado a Jesús de entre los muertos, por cuanto era imposible que fuera vencido por la muerte, y recordó como David, hablando del Señor, había dicho: "Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra" (Hechos 2.25). Con esta profecía Pedro probó que esta afirmación se refería a Cristo y no a David, como el pueblo y sus maestros habían creído erróneamente. En efecto, dijo Pedro, David murió; fue sepultado en Jerusalén y su tumba está con nosotros hasta el día de hoy. Por lo mismo, su cuerpo si vio corrupción. No se levantó de los muertos. La profecía, por lo tanto, no podía referirse a David. Pedro dijo tocante a David: "Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono" (Hechos 2.30).
Cuando la lógica del inspirado Pedro los forzó a ver que esta profecía hacia referencia a alguien distinto a David; y cuando Pedro declaró que Dios había levantado a Jesús de los muertos, siendo los apóstoles testigos de su resurrección, como podía probarse por las manifestaciones sobresalientes del advenimiento del Espíritu Santo, el pueblo fue impulsado a creer que Jesús era el Mesías. Lo irrefutable de estas pruebas conducían a la conclusión irrebatible de que Jesús era el Hijo de Dios y que él se había levantado de los muertos. Continuando con este argumento, Pedro hizo una segunda referencia a una profecía de David, diciendo: "Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies" (Hechos 2.34-35). De nuevo, esto no se refería a David porque él no había subido a los cielos. Por lo tanto, debía referirse a otro; ese otro era Cristo.
Pedro ordenó: "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo" (Hechos 2.36). Conocer una cosa con seguridad nos lleva a creerla con entera confianza. Por lo tanto, el apóstol Pedro ordenó al pueblo creer completamente que Jesús era Señor y Cristo. El pueblo creyó, como se demuestra por la siguiente expresión: "Se compungieron de corazón". Habiendo rechazado las bendiciones de la misericordia divina al rechazar a Jesús, estando convencidos ahora de que él era todo lo que había proclamado ser, y siendo abrumados por la enormidad de sus culpas, preguntaron: "Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2.37-38).
LOS PENITENTES CREYENTES bautizados continuaron con los apóstoles aprendiendo más de la nueva religión, teniendo comunión los unos con los otros, y observando los actos de adoración. Los apóstoles hicieron muchas maravillas y señales que sirvieron para confirmar el mensaje que predicaban; todos los creyentes estaban juntos y perfectamente unidos por el amor de unos para con otros. La iglesia continuó creciendo y teniendo favor con todo el pueblo. "Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos" (Hechos 2.47).
NOTARA EL ESTUDIANTE que hay tres cosas que sobresalen en este capitulo:
1. A los que creían se les ordenó lo que debían hacer: arrepentirse y ser bautizados para perdón de los pecados. 
2. Lo que ellos hicieron: los creyentes penitentes fueron bautizados. 
3. Los resultados obtenidos: fueron añadidos a la iglesia por Dios, y por lo tanto estaban en Cristo, donde podían recibir toda clase de bendiciones espirituales.

PRUEBA DE LA LECCIÓN 9

Pregunta Número:
1. Los primeros convertidos a la religión de Cristo se mencionan en el capítulo 3 del libro de los Hechos. ¿Sí? ¿No?
2. En los primeros cuatro versículos del capítulo 2 de Hechos vemos cómo Jesucristo envió sobre los apóstoles el poder del Espíritu Santo. ¿Sí? ¿No?
3. Bajo el influjo de este poder de lo alto, los apóstoles fueron guiados a toda la verdad y autorizados para predicar a los hombres los términos del convenio de Dios con los hombres. ¿Sí? ¿No?
4. Ninguno de la multitud acusó a los apóstoles de estar borrachos. ¿Sí? ¿No?
5. Pedro predicó entonces un sermón dirigido a concentrar el pensamiento del pueblo, para convencerlo de que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios y el Mesías de la historia del Antiguo Testamento. ¿Sí? ¿No?
6. Para probar esta afirmación Pedro citó la Escritura del profeta Malaquías. ¿Sí? ¿No?
7. David subió a los cielos, como dice Hechos 2.34, 35. ¿Sí? ¿No?
8. Pedro dijo "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de (¿quién?) para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo"?
9 Hechos 2.41 dice "se añadieron aquel día como cien personas". ¿Sí? ¿No?
10. ¿Dice Hechos 2.36 "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo". ¿Sí? ¿No?
11. El evangelio (buenas nuevas) había sido predicado en profecía durante la dispensación mosaica. ¿Sí? ¿No?

12 .Hechos 2.47 dice, "Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". Y usted, ¿ya es salvo, como Pedro mandó en Hechos 2.37,38? ¿Sí? ¿No?

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