LECCIÓN 6
LA VIDA DE CRISTO
El nacimiento de Cristo ha causado más impresión en el mundo que
cualquier otro evento de la historia de la humanidad. Contamos los años de
nuestra era a partir de la fecha del nacimiento de Cristo. Esto indica que hace
aproximadamente 20 siglos ocurrió algo que fue infinitamente superior a
cualquier otro suceso, incluyendo el mismo de la creación. Este suceso fue el
nacimiento de Jesús.
Lo que sabemos de la vida de Jesús está registrado en cuatro libros
del Nuevo Testamento, llamados: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Aun cuando a veces
estos autores repiten los mismos acontecimientos, cada uno de ellos nos da
información que no contiene ninguno de los libros de los otros autores.
Comparando los escritos de estos cuatro autores tenemos todos los hechos
esenciales de la vida de Cristo.
Los evangelios empiezan hablando de un anuncio hecho por el ángel
Gabriel a Zacarías acerca del nacimiento de su hijo, Juan el Bautista. Poco
después, un anuncio semejante fue hecho por el mensajero angélico a María,
acerca del inminente nacimiento de un hijo, que iba a llamarse Jesús. Debido a
una ley dada por el gobierno romano, toda la gente de Palestina recibió la orden
de registrarse con fines de pagar impuestos. José, el esposo de María, llevó a
su esposa a Belén de Judea para ser empadronados allí. Mientras se encontraban
en ese lugar, nació el Mesías. Anteriormente el ángel había explicado a María
que el Espíritu Santo vendría a ella, y que ella, por el poder de lo alto,
concebiría y daría a luz un hijo, aun cuando era virgen.
Conocemos poco de los primeros años de la vida de Cristo, con la
excepción del relato del cruel edicto de Herodes, ordenando matar a todos los
niños en la región de Ramá que fueran de dos años de edad o menores y de la
huida de José, María y el niño Jesús, hacia la tierra de Egipto. Después de que
Herodes el Grande murió, la familia de José regresó a su tierra, yendo a
radicarse en la ciudad de Nazaret, en Galilea, donde Jesús fue criado. La
cortina espesa de la revelación se levantó solamente una vez, para darnos un
ligero atisbo del adolescente que iba creciendo cuando a la edad de doce años
fue llevado a Jerusalén por sus padres.
Cuando Jesús tenía aproximadamente treinta años de edad, su
ministerio personal dio principio cuando se presentó a Juan el Bautista, hijo
de Zacarías y Elisabet, pidiendo ser bautizado. De aquí en adelante, la
popularidad de Juan el Bautista decreció, a medida que aumentaba la de Jesús.
Juan el Bautista (llamado así sólo porque bautizaba) había provocado la ira de
la familia reinante, fue apresado y finalmente muerto. Jesús hizo un elogio muy
grande de Juan el Bautista, cuando dijo: "De
cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que
Juan el Bautista" (Mateo
11.11).
Durante la primera parte del ministerio personal de Cristo, que
duró aproximadamente tres años, él escogió a doce hombres que se convirtieron
en sus apóstoles (o enviados). Estos doce, fueron: Simón Pedro, Andrés, Jacobo,
Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el
Cananita y Judas Iscariote.
Estos hombres estaban llamados a hacer una labor especial, por lo
tanto fueron preparados en forma especial, recibiendo promesas y poderes de
Cristo, que les fueron exclusivos.
Pronto se convirtió Jesús en una de las figuras más populares de
Palestina. Sus enseñanzas eran sorprendentemente diferentes de las conocidas
hasta entonces; a veces sobresaltando y hasta escandalizando a los que las
oían. Realizó muchos milagros de sanidad, restaurando la vista a los ciegos, haciendo
que los sordos oyeran, que los paralíticos caminaran y curando a los leprosos.
De hecho, no había ninguna incapacidad o defecto físico que él no pudiera
sanar. Estas portentosas maravillas llegaron a atraer la atención de la gente,
y servían para confirmar sus enseñanzas. Su nombre se convirtió en algo
familiar para todos. En todas partes (en las plazas, en las esquinas de las
calles, en los mesones y en todos los lugares donde los hombres se reunían a
conversar) el nombre de Jesús era mencionado continuamente. Se preguntaban si
se trataría de un profeta. ¿No sería aquel Elías que estaba anunciado que
tendría que venir? 0, hasta con tonos reverentes y casi faltos de aliento,
llegaban a hacerse la pregunta: "¿Y si se tratara del Mesías?"
Ellos esperaban con ansia la venida del Mesías que habría de
liberarlos de sus opresores. Debido a esa popularidad, las multitudes empezaron
a seguirlo a dondequiera que iba. La gente se amontonó a su alrededor en forma
tan compacta en una ocasión, que Jesús juzgó necesario subir a una barca y
alejarse un poco de la orilla, mientras desde allí hablaba a la gente. En esta
forma aquella barca se convirtió en un púlpito desde donde él dio su mensaje.
El mensaje más frecuente que daba Jesús a los que la escuchaban era: "Arrepentíos, porque el
reino de los cielos se ha acercado" (Mat.
3.2; 4.17).
Los dirigente religiosos del pueblo judío pronto fueron atraídos
por los informes que les llegaban acerca de aquel extraordinario profeta, y
decidieron mandar enviados para examinar de cerca a Jesús y escuchar sus
enseñanzas. Cristo, que conocía a maravilla los corazones de los hombres,
inmediatamente reconoció el propósito de esta comisión de reconocimiento, y les
dedicó una lección por medio de una parábola, con el fin de quitar la máscara
de falsa piedad con que se cubrían los rabinos, escribas y doctores de la ley,
poniendo en manifiesto su pequeñez de espíritu y sus arraigados prejuicios. Por
lo tanto, el informe que rindieron los que habían ido a juzgar sobre él fue
desfavorable. De allí en adelante, los dirigentes religiosos del pueblo judío
siguieron con sumo cuidado todos los pasos de Jesús, examinando con toda
minuciosidad cada una de sus palabras y acciones, buscando afanosamente
cualquier oportunidad para poder acusarlo y lograr desacreditarlo ante el
pueblo que con tanto afán lo seguía. Temían atacar abiertamente a Jesús, porque
era tan popular que tenían miedo a las reacciones de la gente, a cuando con
toda anticipación, habían determinado darle muerte. Entonces, fingían respetarlo
y seguirlo, mientras buscaban la mejor oportunidad para acusarlo. Esta
corriente oculta de hipocresía fue descubierta por el Señor, quien conocía sus
verdaderas intenciones cuando ellos lo rodeaban fingiendo seguirlo y
escucharlo. Jesús les reprochaba a estos dirigentes sus faltas y sin cesar las
ponía en evidencia ante el pueblo. Con odio creciente hacia el Mesías, a quien
ellos consideraban un impostor y engañador del pueblo, los dirigentes
religiosos fortalecieron su intención de destruir al hombre que se atrevía a
desafiar su autoridad hasta entonces indisputada.
Durante los tres años de su ministerio personal, Jesús hizo tres
viajes a la ciudad, fue recibido por las muchedumbres con grandes
demostraciones de amor y aprecio. La envidia de sus enemigos se desató,
haciendo que ellos se decidieran a tomar medidas definitivas en contra de él.
Jesús había llamado antes de este suceso a sus discípulos, para que estuvieran
en íntima comunión con él. Los amonestó con el fin de que cuando él muriera,
llevaran adelante la gran tarea que él había iniciado. Uno de estos hombres,
Judas Iscariote, tesorero del grupo de discípulos, hizo un pacto diabólico con
los principales del templo, aceptando entregar a su Maestro por un precio de
treinta piezas de plata. Judas entregó a Jesús mientras oraba en el huerto de
Getsemaní. Los soldados llegaron a ese lugar, para apresarlo y llevarlo ante el
Sanedrín judío (que era como la Suprema Corte de la nación), acusándolo de
blasfemar, delito que era castigado con la muerte. Cuando los testigos falsos
se contradijeron entre si, lo mandaron ante el gobernador romano, Poncio
Pilato, pidiendo que lo condenara a muerte por el supuesto delito de
insurrección contra Roma. Los dirigentes judíos había manipulado a la
muchedumbre con tanta habilidad para sus fines, que los mismos que tres días
antes habían aclamado a Jesús en su entrada a Jerusalén, cantando hosannas en
su honor, ahora gritaban, parados frente al palacio de Poncio Pilato, con los
corazones llenos de odio, las terribles palabras: "¡Crucifícale!
¡Crucifícale!" (Lucas
23.21), una y otra vez. Pilato se tuvo que rendir a la voluntad de la multitud
encolerizada.
Jesús fue colocado en una cruz, entre dos malhechores, y allí murió
entre indescriptibles dolores y angustías. La madre naturaleza rehusó
contemplar aquella terrible escena: El sol se oculto durante tres horas,
mientras Cristo, el poderoso Creador, moría por el hombre, criatura pecadora.
Las manos cariñosas de los que lo amaron, lo bajaron de la cruz ya muerto, y
fue depositado en una tumba prestada.
Sus amigos y fieles seguidores estaban desconsolados y confusos
ante la victoria de los enemigos de Cristo, y sintieron quizá que habían sido
engañados al creer que él era el Mesías. Empero, en la mañana del tercer día
después de su muerte, María, la madre de Jesús, y algunos de sus más íntimos
allegados, se acercaron a la tumba, encontrándose allí con un ángel, que les
dijo: "No está aquí,
sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en
Galilea" (Lucas
24.6). En esta forma, de su cruz pasó a su trono. Y lo que parecía una derrota
total, fue en realidad un triunfo sin paralelo en toda la historia de la
humanidad. Mediante su resurrección quedó confirmada, sin lugar a dudas, su
divinidad; que era exactamente lo que él había dicho ser: el Mesías esperado.
Jesús se apareció a muchos testigos, demostrando que estaba vivo
nuevamente, por medio de diversas pruebas indudables. Poco antes de ascender al
cielo, delante de todos sus discípulos, se apareció a los once apóstoles,
diciéndoles: "Id
por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16.15,16).
PRUEBA DE LA LECCIÓN 6
Pregunta Número:
1. La vida de Cristo es relatada en los cuatro libros de Mateo,
Marcos, Pablo y Juan. ¿Sí? ¿No?
2. ¿Qué ángel anunció a Zacarías acerca del nacimiento de su hijo
Juan el Bautista?
3. ¿Jesús nació en qué ciudad?
4. Cuando Jesús tenía aproximadamente 20 años de edad, empezó su
ministerio personal. ¿Sí? ¿No?
5. El ministerio personal de Jesús duró aproximadamente 5 años.
¿Sí? ¿No?
6. Durante su ministerio personal, Jesús fue popular. ¿Sí? ¿No?
7. Jesús fue traicionado y entregado por el Sanedrín judío. ¿Sí?
¿No?
8. Durante la primera parte del ministerio personal, Jesús escogió
a doce apóstoles. ¿Qué nombre faltan en esta lista? Simón Pedro, Andrés,
Jacobo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el
Cananita y Judas Iscariote.
9. En Juan 20.30,31 la Biblia dice que Jesús no hizo muchos otras
señales, porque todos están escritos en este libro. ¿Sí? ¿No?
10. Lucas 4.41 dice que no salían demonios de muchos, solamente muy
pocas personas. ¿Sí? ¿No?
11. Lucas 24.46, ¿quién dice "Así
está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los
muertos al tercer día"?
12. Jesús se apareció a todos sus discípulos cuando dijo: "Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; mas el que no creyere, será condenado"en Marcos 16.15,16.
¿Si? ¿No?
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