LECCIÓN 16
LA RESTAURACIÓN
La iglesia fue
establecida en el primer Pentecostés después de la resurrección de Cristo.
Durante un tiempo la iglesia tuvo un crecimiento extraordinario. El
cristianismo se extendió a todos los rincones del mundo, entonces conocido e
influyó sobre el pensamiento de la gente en el primer siglo. Sin embargo, los
apóstoles y otros escritores inspirados del Nuevo Testamento hablaron a los
discípulos, que la iglesia apostataría y caería de la verdad, llegando a ser
tan corrompida que ya no podría ser reconocida como la iglesia que Jesús
edificó. El consejo de Dios es inmutable y estas cosas sucedieron así. La
historia secular nos habla del desarrollo de una jerarquía eclesiástica que
destruyó toda apariencia de espiritualidad en la iglesia. De hecho, la iglesia apóstata
llegó a ser tan corrompida, que literalmente vendía el derecho de pecar, con
objeto de reunir dinero para reconstruir la catedral de San Pedro.
Esta evidente
violación de las enseñanzas del Nuevo Testamento y otros pecados de parte de
los dirigentes religiosos, impulsó a Martín Lutero y a sus contemporáneos a
pronunciarse en contra de esta acción pecaminosa de la iglesia. La intención de
Martín Lutero y sus seguidores fue reformar la iglesia apóstata convirtiéndola
en lo que una vez había sido: la verdadera iglesia de Cristo. Pero la iglesia
apóstata siguió siendo en el mundo tan corrompida como siempre lo había sido.
Con todo su valor, celo, buena disposición, y nobles intenciones, los
reformadores no pudieron sino dar vida a las condiciones sectarias y
denominacionales que ahora se multiplican por el mundo.
Durante el siglo
XIX, un grupo de personas temerosas de Dios, al revisar la historia religiosa
del mundo, se espantaron al descubrir la información que ha sido brevemente
bosquejada aquí. Estas personas se encontraban afiliadas a instituciones
denominacionales de varias clases, sosteniendo ellos mismos sus organizaciones
sectarias; sin embargo, ellos decidieron renunciar a todas las ordenanzas
humanas y salir del denominacionalismo con el objeto de restaurar para el mundo
el cristianismo del Nuevo Testamento, original y apostólico. Con gran valor se
impusieron la tremenda tarea de conseguir este objetivo, sabiendo que si tenían
éxito en volver el mundo hacia el cristianismo prístino, podrían ofrecer a cada
persona sincera una oportunidad para unirse con otras personas sinceras de
disposición religiosa con aspiraciones comunes. Resolvieron rechazar y repudiar
los credos humanos, manuales, catecismos y disciplinas; liberarse de los
dictados de sínodos, conferencias y concilios; y regresar a la Biblia y
solamente a la Biblia. Determinaron estudiar sus Biblias con sumo cuidado y
hacer exactamente lo que la Biblia ordenaba, exactamente en la misma dirección
que marca la Biblia. De esta manera ellos pensaron que podían restaurar para el
mundo la iglesia que Jesús edificó.
La base para esta
idea de restauración se encuentra en las Escrituras. En su famosa y hermosa
parábola del sembrador, Jesús dijo: "Esta
es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios" (Lucas 8.11). En la parábola del
sembrador, nuestro Maestro habló de cómo su reino, la iglesia, crecería en los
corazones buenos y honestos. En esta interpretación inspirada de su parábola,
Jesús declara que la simiente del reino es la palabra de Dios. Es una ley
irrevocable de la naturaleza que una semilla produzca frutos de su propio
género. La palabra de Dios es la simiente del reino de Dios. Cuando la palabra
no adulterada se planta en corazones honestos y buenos, el reino de los cielos,
o sea la iglesia de Cristo, será el resultado: No más, no menos.
Una simple
ilustración de esta profunda verdad la vemos todos los días en las obras de la
naturaleza. Si en el año 33 D.C. un hombre hubiera sembrado una semilla de
durazno, ésta habría crecido y se habría convertido en un árbol de durazno; si
él plantara esta semilla en el campo hoy, y la rodeara de cuidados, la semilla
germinaría y no produciría sino un árbol de durazno. No sería necesario para
este hombre tener una sucesión de árboles de durazno a través de cada
generación. Solamente sería necesario para él tener la semilla del durazno
original. Esta misma cosa es verdad en cuanto a la iglesia. Cuando nosotros
plantamos la misma semilla que plantaron los apóstoles, solamente brotará la
misma institución que había en tiempo de los apóstoles. No es necesario para
nosotros probar una sucesión de la iglesia de Cristo original. La única cosa
realmente necesaria es estar seguros de que poseemos la semilla original. Este
es el argumento de la Restauración. Prestemos atención a la admonición y aviso
del apóstol Pedro, que escribió: "Si
alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado
por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén" (1
Pedro 4.11).
Hablemos donde la
Biblia habla y callemos donde la Biblia calla. Llamemos a las cosas bíblicas
con sus nombres bíblicos y hagamos todas la cosas de una manera bíblica. No es
difícil ver que ningún hombre estaría ansioso de dejar un nombre humano, un
credo humano y una organización humana, para aceptar otro nombre humano, otro
credo humano y otra organización humana. Pero es en extremo difícil ver cómo
cualquier hombre se podría resistir a dejar las cosas de origen humano con el
objeto de buscar un nombre divinamente aprobado, ser dirigido por un libro
divinamente inspirado e infalible y ser parte de la iglesia por la cual nuestro
Maestro murió. Las ideas del modernismo; infidelidad y ateísmo con todas sus
sombras se abaten sobre la dividida condición de la cristiandad. Cada persona
que no se encuentre decepcionada y es verdaderamente un discípulo de Jesús,
querrá ser unida con otros discípulos sinceros de Jesús. De hecho, el Nuevo
Testamento nos ordena con un lenguaje inequívoco estar perfectamente unidos.
Pablo escribió: "Os ruego,
pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos
una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Corintios 1.10). Jesús oró: "Mas no ruego
solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra
de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17.20-21). Pablo ordenó: "Yo pues, preso en el
Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis
llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos
a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo
de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una
misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y
Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos" (Efesios 4.1-6).
Podrían
multiplicarse las citas para mostrar que éstas son una verdad sin disputa, y
que una de las doctrinas más enfáticas del Nuevo Testamento es que los
discípulos de Jesús deberían gozar de una unidad perfecta, completa y orgánica.
El único camino en que esto puede ser obtenido por nosotros es permanecer
firmemente apegados a la palabra inalterable e inmutable de la verdad eterna de
Dios. Si nosotros queremos despojarnos de toda práctica que no tenga bases más
altas que la autoridad divina; si nosotros queremos dejar nuestros nombres
humanos y nuestra organización humana para aceptar el nombre divinamente
aprobado, y seguir el camino divinamente aprobado, entonces todos seremos una
misma cosa religiosamente hablando. Seamos cristianos y únicamente cristianos:
únicamente esto y nada más. Sigamos la Biblia y únicamente la Biblia; seamos
miembros de la iglesia por la cual nuestro Maestro murió. "Saludaos los
unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de
Cristo"(Romanos 16.16).
PRUEBA DE LA LECCIÓN 16
Pregunta Número:
1. La iglesia fue
establecida el primer Pentecostés después de la resurrección de Cristo. ¿Sí?
¿No?
2. La intención de
Martín Lutero y sus seguidores fue reformar la iglesia apóstata convirtiéndola
en lo que una vez había sido: la verdadera iglesia de Cristo. ¿Sí? ¿No?
3. En la parábola
del sembrador, Jesús dijo "Esta
es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios". Lucas 8, ¿versículo no.?
4. Cuando la palabra
no adulterada se planta en corazones honestos y buenos, el reino de los cielos,
o sea la iglesia de Cristo, será el resultado. ¿Sí? ¿No?
5. "Hablemos
donde la Biblia habla y callemos donde la Biblia calla. Llamemos a las cosas
bíblicas con sus nombres bíblicos y hagamos todas las cosas de una manera
bíblica" es el argumento de la restauración. ¿Sí? ¿No?
6. El Nuevo
Testamento nos ordena estar perfectamente unidos en 1 Cor. 1, ¿versículo no.?
7. Jesús oró que
todo aquel que en él creyera debería ser unidos. ¿Sí? ¿No?
8. En Efesios 4.1-6,
¿cuántos cuerpos hay, cuántos Señores hay, cuántos bautismos hay y cuántos
Espíritus hay?
9. Durante el siglo
XIX, un grupo de personas temerosas de Dios, que se encontraban afiliadas a
instituciones denominacionales de varias clases, decidieron restaurar el
cristianismo del Nuevo Testamento. ¿Sí? ¿No?
10. En cumplimiento
de esta restauración es necesario estudiar la Biblia cuidadosamente y hacer
exactamente lo que dicen los mandamientos bíblicos. ¿Sí? ¿No?
11. "Cualquiera que se
extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que
persevera en la doctrina de Cristo, ése si tiene al Padre y al Hijo". 2 Juan ¿versículo no.?
12. "Así que la
fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios". Romanos 10, ¿versículo no.?
0 comentarios:
Publicar un comentario