viernes, 14 de marzo de 2014

Curso Bíblico Avanzado

Lección 4
Las buenas obras
Aun cuando la adoración y el estudio son importantes, también hay otros deberes para el cristiano. Otro de nuestros deberes incluye las buenas obras. Estas buenas obras son en favor de nuestros semejantes.
1. Los cristianos deben hacer buenas obras
No hay que malinterpretar el propósito de las buenas obras. No sirven para comprarnos el cielos. Uno de sus propósitos es que sirven para que otros aprendan a glorificar y obedecer a Dios (Mateo 5.16; 1 Pedro 2.11.12).
Las buenas obras son la forma en que mostramos que tenemos una fe viva (Santiago 2.14-16).
Las buenas obras son necesarias se queremos ser semejantes a Jesús. El iba "haciendo el bien" (Hechos 10.38).
Dios salva a los hombres porque los ama, pero le agradan las buenas obras que los salvos hacen para servirlo (Efesios 2.10; Tito 2.14 y 3.8,14).
2. Cuales buenas obras debemos hacer
Las obras buenas se dividen en dos clases, a saber:
a) Buenas obras espirituales. Estas corresponden más al alma que a los cuerpos de las gentes. Cuando Jesús enseño a la gente la voluntad de Dios, estaba haciendo una buena obra espiritual.
Podemos enseñar a otros cómo ser cristianos. Debemos ser "pescadores de hombres" (Mateo 4.19; 2 Timoteo 2.224,15). Un cristiano que no enseña a otros es egoísta porque se niega a compartir sus bendiciones. Hay muchos lugares apartados en el mundo que han tratado de mejorar, pidiendo que los que saben leer que enseñen a los que no saben. ¡Que cada uno enseñe a leer a una persona! ¡Qué maravilloso sería si cada cristiano convirtiera a una personas cada año!
Podemos animar oros cristianos. En verdad somos guardianes de nuestros hermanos. Dios no quiere que cada cristiano vaya por su camino solitario, sino que desea que nos ayudemos unos a otros. Hay muchos cristianos que necesitan que continuamente se les esté animando (Hebreos 10.24). Esto es especialmente aplicable a todos los dirigentes, que frecuentemente se sienten desanimados con tantos problemas y dificultades. Podemos darles palabras de aliento, y cada quien puede imaginarse lo que significa una palabra de ánimo dada oportunamente. No debemos quedar mal con nuestros hermanos (2 Corintios 1.3,4).
Parte de nuestra obligación para con los hermanos es ayudarlos a que corrijan sus errores (Gálatas 6.1,2 y Santiago 5.16). En caso de que seamos ofendidos por otros, debemos ir a buscarlos y pedir que se reconcilien con nosotros (Mateo 18.15-17). En la misma forma que tendríamos interés en evitar que una persona tomara veneno, debemos tratar e evitar que nuestros hermanos cometan pecados que les impidan llegar al cielo.
b) Buenas obras materiales. Aunque el alma es más importante que el cuerpo, los cristianos no se niegan a hacer buenas obras en favor de la gente en una forma física. Estas son las buenas obras materiales. Se nos ocurre de inmediato el buen ejemplo que dio Jesús al curar a los enfermos (Lucas 7.22). Los apóstoles y los cristianos primitivos continuaron con esta práctica.
Cuando Jesús habló del juicio, nos reveló que seremos juzgados por todas nuestras buenas obras. Hay varias cosas que él sugirió, indicadas en Mato 25.34-46. Es muy interesante saber que Jesús considera que cualquier obra buena que hagamos por sus hermanos más pequeños la hacemos a él. Otra afirmación familiar de Jesús se encuentra en la historia que está en Lucas 10.30-37. Nos ilustra el disgusto de Jesús con la gente religiosa que se cree "demasiado buena" para ayudar a los necesitados y afligidos.
Estas buenas obras son tan importantes, que en Santiago 1.27 se dice que son una parte de la "religión pura". Debe entenderse aun la palabra "visita" que se usa en este pasaje no es una visita social, sino que significa el llevar ayuda. Las mujeres particularmente tienen buena oportunidad de hacerse ricas en buenas obras. Se encuentran buenas sugestiones para ellas en 1 Timoteo 5.10 y Tito 2.3,4.
El Nuevo Testamento enfatiza en muchos lugares la gran importancia de ayudar a los necesitados (Hechos 20.34; Gálatas 2.10; Efesios 4.28; Hebreos 13.2). Ya que no podemos ayudar a todos los necesitados, nuestro deber primordial es para con los cristianos y los miembros de nuestra propia familia (Gálatas 6.10; 1 Timoteo 5.8-16).
En Hechos 6.1-5, siete hombres fueron designados por la iglesia especialmente para atender estas buenas obras. Probablemente estos hombres fueron los primeros diáconos. Por supuesto que podemos hacer muchas obras de éstas, sin necesitad de que sea la iglesia la que se encargue de ellas.
Es una desgracia, pero, ¿qué puedo hacer?
"Pues tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; anduve como forastero, y no me dieron alojamiento. Me faltó ropa, y ustedes no me la dieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no me vinieron a visitar... Y el rey les contestará: En verdad les digo, que cualquier cosa que no hicieron por una de estas personas, por humilde que sea,tampoco por mí no hicieron" (Mateo 25.42-43, 45).
Testimonio personal
1. ¿Está usted tratando ahora de enseñar a alguien a conocer a Cristo?
2 ¿Cree usted que está haciendo suficientes buenas obras?
3. ¿En cuáles buenas obras materiales siente usted que está fallando?
4. Cuando algún hermano en Cristo lo ofende, ¿sigue usted lo que indica Mateo 18.15-17?

5. ¿Trata usted de dar ánimo a sus hermanos cristianos siempre que tiene oportunidad?

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