LECCIÓN 15
LA AUTORIDAD RELIGIOSA
En cualquier consideración
religiosa, el asunto más importante es la verdad. La gente por lo general
aprecia y desea la verdad. La mayor parte de la gente consciente y sincera
busca conocer la verdad. Esta importancia es enfatizada por los escritores del
Nuevo Testamento. Jesús dijo: "Y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8.32). La libertad es el lema de
nuestros países. Jesús hablaba acerca de una libertad en un sentido más alto y
más noble: libertad del pecado y de la servidumbre de Satanás. Cristo nos dice
que esta suprema libertad puede obtenerse a través de la verdad.
Pedro dijo: "Habiendo purificado
vuestras almas por obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor
fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro" (1 Pedro 1.22). Dios es puro y no
puede recibir lo que no es puro. Si nosotros queremos ver la faz de Dios,
debemos tener nuestros corazones purificados. Pedro nos dice que esta
purificación se obtiene por medio de la verdad. Jesús dijo: "Santifícalos
en tu verdad" (Juan
17.17). Solamente los santos recibirán herencia en las mansiones que Cristo
prepara para los fieles. La santificación es consumada a través de la verdad.
El asunto supremo de
esta y de cualquier época es lo concerniente a la salvación. Nada es más
importante. Este asunto merece nuestra atención constante. Santiago dice: "Por lo cual, desechando
toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra
implantada, la cual puede salvar vuestras almas" (Santiago 1.21). La palabra de Dios es
verdad, por lo tanto somos salvos por la verdad. Jesús dijo: "Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí"(Juan
14.6). El hombre se separa de Dios cuando peca. Su principal problema consiste
en ser reconciliado con Dios o venir al Padre. El Señor nos dice que esto se
realiza a través de la verdad. La Escritura podría ser multiplicada para
establecer el punto de que la verdad es lo más importante: Salva, purifica,
santifica, liberta, y nos lleva a Dios. Debemos tener la verdad.
La única verdad
absoluta, concreta, cierta o infalible conocida por el hombre, es la verdad de
la palabra de Dios. Jesús dijo: "Tu
palabra es verdad" (Juan
17.17). Debemos respetar la palabra de Dios como la única autoridad en materia
religiosa y obedecerla en sus detalles más pequeños. No hay nada superfluo o
innecesaria en la palabra de verdad. No hay cosas no esenciales en el Nuevo
Testamento. La indiferencia a los mandamientos de la palabra de Dios, que trae
como consecuencia la perdición eterna de un alma, es un precio demasiado grande
que se paga por negligencia o falsa lealtad. Nuestra actitud debe ser la
actitud del profeta del Antiguo Testamento que dijo: "Habla, Jehová, por tu
siervo oye" (1
Samuel 3.9). La importancia de obedecer la verdad fue enfatizada por Jesús
cuando dijo: "Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada
sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, lo
compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu
contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7.24-27).
Santiago nos
amonesta: "Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros
mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste
es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él
se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira
atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no
siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en
lo que hace"(Santiago 1.22-25). Uno de los versículos más
impresionantes de las Escrituras en el Nuevo Testamento dice: "Derribando
argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10.5). Conocer la
enseñanza del Nuevo Testamento, pero negarse a obedecer, es profanar a Cristo y
ofender a Dios. Exaltemos el relato infalible del Nuevo Testamento en nuestros
pensamientos y en nuestras vidas, dejando toda excusa y toda razón falsa para
justificarnos por nuestra desobediencia. Que esta exaltación seriamente nos
impulse a hacer lo que Cristo el Señor nos ha mandado, sabiendo que "Y vosotros
que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor
Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar
retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro
Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder" (2 Tesalonicenses 1.7-9).
Obedecer la palabra
de Dios es de tal importancia, que es absolutamente necesario para nosotros tener
una actitud conveniente hacia la revelación divina; no permitiéndonos nunca
caer en el error de pensar que la palabra de Dios no es perfectamente clara, o
que enseña más de una cosa en un tema dado. Si nos acercamos al estudio de
estos documentos importantes por encima de todo, con la idea de que no podernos
entender lo que leemos, nos condenamos a la confusión y a la congoja. Debemos
reconocer que la naturaleza de Dios afirma que él no podría dar al hombre una
revelación tan compleja y confusa que el hombre no pudiera entenderla. El hecho
real es que si Dios nos ha dado la Biblia, ordenándonos estudiarla y seguirla,
es evidente que la podemos entender.
La verdad, para ser
verdad, debe ser compatible consigo misma. Esto es indiscutible. Dos más dos
son cuatro; por lo tanto, dos más dos nunca pueden ser siete. Si creemos que el
Nuevo Testamento es verdadero, entonces debemos creer que éste está de acuerdo
consigo mismo. En la naturaleza misma de las cosas, la verdad no puede enseñar
dos ideas opuestas. Cuando este principio fundamental e innegable sea
reconocido y aceptado por todos nosotros, entonces todos seremos uno,
religiosamente hablando. Podemos mal interpretar el Nuevo Testamento y
discrepar de cualquiera otra ideología, pero cuando entendamos el Nuevo
Testamento, no habrá diferencias entre nosotros. La verdad no es propiedad
privada de ningún hombre o grupo de hombres. Ninguno de nosotros puede
pretender tener una verdad exclusiva. La verdad es libre y nos pertenece
dondequiera que se encuentre. Nosotros debemos, por lo tanto mantener nuestras
mentes despiertas para recibir la verdad. El prejuicio es una equivocación que
a menudo ha hecho que muchas almas se pierdan. Guardémonos contra los
prejuicios en cualquiera de sus formas, y hagámonos el propósito de encontrar
la verdad y el beneficio de ésta.
La verdad en la
forma en que se encuentra en el Nuevo Testamento es la autoridad suprema en
asuntos religiosos. No nos engañemos creyendo que nuestros sentimientos o que
el pensamiento humano es un substituto aceptable de la revelación. Si los
sentimientos se ponen como autoridad en religión, entonces tenemos tantas
autoridades como gente que haya, pues toda la gente tiene sentimientos. Si el
pensamiento humano es una autoridad aceptable en religión, entonces tenemos
tantas autoridades como gente que haya. Determinémonos a tener la verdad pura.
Insistamos en un: "Así dijo el Señor". Exijamos una referencia
bíblica para cada creencia y práctica. Volvámonos y hablemos donde la Biblia
habla y callemos donde la Biblia calla. Llamemos a las cosas bíblicas con
nombres bíblicos y hagamos todas las cosas como la Biblia manda. "Si alguno
habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre
conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por
Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén" (1
Pedro 4.11),
Que una actitud
espiritual prevalezca, y que podamos nosotros tener una unidad perfecta y
organizada, no teniendo como bases compromisos o sacrificios de convicción,
sino únicamente una base bíblica. Estrechemos nuestras manos por medio de la
Biblia y permanezcamos firmes en esa roca inalterable, sabiendo que Dios está
siempre en su trono mirándonos, y que todas las cosas cooperan para el bien de
aquellos que le aman y caminan de acuerdo a la verdad de su palabra
incomparable.
PRUEBA DE LA LECCIÓN 15
Pregunta Número:
1. Sabemos que la
verdad nos hará libres. ¿Sí? ¿No?
2. Jesús dijo, "Santifícalos en tu
verdad" en Juan 17,
¿versículo no.?
3. El hombre se
separa de Dios cuando peca. ¿Sí? ¿No?
4. "Pero sed hacedores de la
palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos".Santiago
1¿versículo no.?
5. La verdad en la
forma en que se encuentra en el Nuevo Testamento es la autoridad suprema en
asuntos religiosos. ¿Sí? ¿No?
6. En materia de
religión debemos seguir la Biblia solamente. ¿Sí? ¿No?
7. "Habiendo purificado
vuestras almas por obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor
fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón
puro". 1 Pedro 1,
¿versículo no.?
8. Al fin del
tiempo, Cristo vendrá en fuego flameante tomando venganza de aquellos que no
obedecen el evangelio. ¿Sí? ¿No?
9. "Derribando argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo". 2 Corintios 10, ¿versículo
no.?
10. "Desechando toda inmundicia
y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual
puede salvar vuestras almas". Santiago
1, ¿versículo no.?
11. "Pero ira y enojo a los que
son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la
injusticia". Romanos
2, ¿versículo no.?
12. "Si alguno habla, hable
conforme a las palabras de Dios". 2
Pedro 4, ¿versículo no.?
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