lunes, 10 de marzo de 2014

Curso Basico De La Biblia

LECCIÓN 15

LA AUTORIDAD RELIGIOSA

En cualquier consideración religiosa, el asunto más importante es la verdad. La gente por lo general aprecia y desea la verdad. La mayor parte de la gente consciente y sincera busca conocer la verdad. Esta importancia es enfatizada por los escritores del Nuevo Testamento. Jesús dijo: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8.32). La libertad es el lema de nuestros países. Jesús hablaba acerca de una libertad en un sentido más alto y más noble: libertad del pecado y de la servidumbre de Satanás. Cristo nos dice que esta suprema libertad puede obtenerse a través de la verdad.
Pedro dijo: "Habiendo purificado vuestras almas por obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro" (1 Pedro 1.22). Dios es puro y no puede recibir lo que no es puro. Si nosotros queremos ver la faz de Dios, debemos tener nuestros corazones purificados. Pedro nos dice que esta purificación se obtiene por medio de la verdad. Jesús dijo: "Santifícalos en tu verdad" (Juan 17.17). Solamente los santos recibirán herencia en las mansiones que Cristo prepara para los fieles. La santificación es consumada a través de la verdad.
El asunto supremo de esta y de cualquier época es lo concerniente a la salvación. Nada es más importante. Este asunto merece nuestra atención constante. Santiago dice: "Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas" (Santiago 1.21). La palabra de Dios es verdad, por lo tanto somos salvos por la verdad. Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí"(Juan 14.6). El hombre se separa de Dios cuando peca. Su principal problema consiste en ser reconciliado con Dios o venir al Padre. El Señor nos dice que esto se realiza a través de la verdad. La Escritura podría ser multiplicada para establecer el punto de que la verdad es lo más importante: Salva, purifica, santifica, liberta, y nos lleva a Dios. Debemos tener la verdad.
La única verdad absoluta, concreta, cierta o infalible conocida por el hombre, es la verdad de la palabra de Dios. Jesús dijo: "Tu palabra es verdad" (Juan 17.17). Debemos respetar la palabra de Dios como la única autoridad en materia religiosa y obedecerla en sus detalles más pequeños. No hay nada superfluo o innecesaria en la palabra de verdad. No hay cosas no esenciales en el Nuevo Testamento. La indiferencia a los mandamientos de la palabra de Dios, que trae como consecuencia la perdición eterna de un alma, es un precio demasiado grande que se paga por negligencia o falsa lealtad. Nuestra actitud debe ser la actitud del profeta del Antiguo Testamento que dijo: "Habla, Jehová, por tu siervo oye" (1 Samuel 3.9). La importancia de obedecer la verdad fue enfatizada por Jesús cuando dijo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7.24-27).
Santiago nos amonesta: "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace"(Santiago 1.22-25). Uno de los versículos más impresionantes de las Escrituras en el Nuevo Testamento dice: "Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10.5). Conocer la enseñanza del Nuevo Testamento, pero negarse a obedecer, es profanar a Cristo y ofender a Dios. Exaltemos el relato infalible del Nuevo Testamento en nuestros pensamientos y en nuestras vidas, dejando toda excusa y toda razón falsa para justificarnos por nuestra desobediencia. Que esta exaltación seriamente nos impulse a hacer lo que Cristo el Señor nos ha mandado, sabiendo que "Y vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder" (2 Tesalonicenses 1.7-9).
Obedecer la palabra de Dios es de tal importancia, que es absolutamente necesario para nosotros tener una actitud conveniente hacia la revelación divina; no permitiéndonos nunca caer en el error de pensar que la palabra de Dios no es perfectamente clara, o que enseña más de una cosa en un tema dado. Si nos acercamos al estudio de estos documentos importantes por encima de todo, con la idea de que no podernos entender lo que leemos, nos condenamos a la confusión y a la congoja. Debemos reconocer que la naturaleza de Dios afirma que él no podría dar al hombre una revelación tan compleja y confusa que el hombre no pudiera entenderla. El hecho real es que si Dios nos ha dado la Biblia, ordenándonos estudiarla y seguirla, es evidente que la podemos entender.
La verdad, para ser verdad, debe ser compatible consigo misma. Esto es indiscutible. Dos más dos son cuatro; por lo tanto, dos más dos nunca pueden ser siete. Si creemos que el Nuevo Testamento es verdadero, entonces debemos creer que éste está de acuerdo consigo mismo. En la naturaleza misma de las cosas, la verdad no puede enseñar dos ideas opuestas. Cuando este principio fundamental e innegable sea reconocido y aceptado por todos nosotros, entonces todos seremos uno, religiosamente hablando. Podemos mal interpretar el Nuevo Testamento y discrepar de cualquiera otra ideología, pero cuando entendamos el Nuevo Testamento, no habrá diferencias entre nosotros. La verdad no es propiedad privada de ningún hombre o grupo de hombres. Ninguno de nosotros puede pretender tener una verdad exclusiva. La verdad es libre y nos pertenece dondequiera que se encuentre. Nosotros debemos, por lo tanto mantener nuestras mentes despiertas para recibir la verdad. El prejuicio es una equivocación que a menudo ha hecho que muchas almas se pierdan. Guardémonos contra los prejuicios en cualquiera de sus formas, y hagámonos el propósito de encontrar la verdad y el beneficio de ésta.
La verdad en la forma en que se encuentra en el Nuevo Testamento es la autoridad suprema en asuntos religiosos. No nos engañemos creyendo que nuestros sentimientos o que el pensamiento humano es un substituto aceptable de la revelación. Si los sentimientos se ponen como autoridad en religión, entonces tenemos tantas autoridades como gente que haya, pues toda la gente tiene sentimientos. Si el pensamiento humano es una autoridad aceptable en religión, entonces tenemos tantas autoridades como gente que haya. Determinémonos a tener la verdad pura. Insistamos en un: "Así dijo el Señor". Exijamos una referencia bíblica para cada creencia y práctica. Volvámonos y hablemos donde la Biblia habla y callemos donde la Biblia calla. Llamemos a las cosas bíblicas con nombres bíblicos y hagamos todas las cosas como la Biblia manda. "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén" (1 Pedro 4.11),
Que una actitud espiritual prevalezca, y que podamos nosotros tener una unidad perfecta y organizada, no teniendo como bases compromisos o sacrificios de convicción, sino únicamente una base bíblica. Estrechemos nuestras manos por medio de la Biblia y permanezcamos firmes en esa roca inalterable, sabiendo que Dios está siempre en su trono mirándonos, y que todas las cosas cooperan para el bien de aquellos que le aman y caminan de acuerdo a la verdad de su palabra incomparable.

PRUEBA DE LA LECCIÓN 15

Pregunta Número:
1. Sabemos que la verdad nos hará libres. ¿Sí? ¿No?
2. Jesús dijo, "Santifícalos en tu verdad" en Juan 17, ¿versículo no.?
3. El hombre se separa de Dios cuando peca. ¿Sí? ¿No?
4. "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos".Santiago 1¿versículo no.?
5. La verdad en la forma en que se encuentra en el Nuevo Testamento es la autoridad suprema en asuntos religiosos. ¿Sí? ¿No?
6. En materia de religión debemos seguir la Biblia solamente. ¿Sí? ¿No?
7. "Habiendo purificado vuestras almas por obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro". 1 Pedro 1, ¿versículo no.?
8. Al fin del tiempo, Cristo vendrá en fuego flameante tomando venganza de aquellos que no obedecen el evangelio. ¿Sí? ¿No?
9. "Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo". 2 Corintios 10, ¿versículo no.?
10. "Desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas". Santiago 1, ¿versículo no.?
11. "Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia". Romanos 2, ¿versículo no.?

12. "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios". 2 Pedro 4, ¿versículo no.?

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