viernes, 14 de marzo de 2014

El Cojo a La Puerta Del Templo


Escrituras: :  Hechos 3:1-10

Propósito:  1.  Mostrar que una de las necesidades más grandes de las gentes es el de obedecer y continuar siendo fieles a Jesucristo.  2.  Mostrar que lo más importantes no es el tener dinero para ayudar a otros, sino el saber como enseñarles acerca de Jesús.

Hechos Bíblicos:

Después de que Pedro había predicado su primer discurso o sermón en el día de Pentecostés, los apóstoles y discípulos se encontraban muy ocupados.  Había mucho que hacer.  Mucha gente aun necesitaba oír las enseñanzas acerca de Jesús y muchos otros querían ser bautizados y añadidos a la iglesia del Señor.  Los apóstoles realizaron muchos milagros para convencer a la gente que lo que ellos enseñaban era parte de Dios.  Todos los cristianos eran muy dadivosos, y mostraban su generosidad de muchas maneras.  Vendieron sus posesiones y dieron el dinero y alimento a aquéllos que lo necesitaban (Hch. 2:45).

Hechos 4:36-37 nos dice que Bernabé tenía una propiedad la cual vendió, luego con el dinero que recibió fué a los apóstoles y se los dió para que lo utilizaran.  Así pues vemos que los apóstoles tuvieron la oportunidad de hacerse ricos pero no se hicieron.

Un día Pedro y Juan subían hacia el templo a la hora de la oración cuando vieron a un hombre cojo como limosnero a la puerta del templo.  Pedro le dijo:  “...Míranos” (Hch. 3:4).  El cojo les miró, creyendo que recibiría algo de ellos.  Pero Pedro, como no tenía dinero, le dijo:  “...No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hch. 3:6).

Pedro nos enseña una lección.  Pues él solamente seguía el ejemplo que había aprendido de Jesús.  O sea que aun cuando Jesús tenía compasión por las miserias físicas.  La razón por la que sanaba a las gentes era para poder enseñarles que él era el Hijo de Dios, el Salvador (Jn. 20:30-31).

Así nosotros debemos tener dos razones al ayudar a la gente.  La primera y más importante, es para poder enseñarles acerca de Jesús.  La segunda porque, siendo gente de Dios, tenemos el deseo de ayudar.  (Jn. 20:30-31; Gá. 6:7-10; Stg. 1:27).

Aplicación:

Aun cuando los apóstoles no tenían mucho dinero, podían hacer muchas cosas para ayudar a otros.  Dios les había dado el poder especial de sanar a los enfermos, curar a los lisiados, y resucitar a los muertos.  En la lección de hoy Pedro sanó al cojo.

En la actualidad no tenemos ningún poder especial, ni tampoco mucho dinero, sin embargo hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar a otros.  Y la más importante de todas es enseñar a nuestros semejantes a amar y a obedecer a Jesucristo.

Ilustración:

Un día Gilberto caminaba por una de las calles de las afueras del pueblo, cuando se encontró con un hombre que llevaba una carreta llena de jarros y vasijas de barro a vender al mercado.  El hombre se había detenido porque una de las ruedas de su carreta se había atorado en un hoyo del camino.  La carreta estaba muy pesada y no la podía el mover solo y por tanto no la podía sacar del hoyo.  Gilberto, recordando una de sus lecciones de la Biblia, se detuvo a ayudarle, y pronto pudieron sacar la rueda y poner la carreta lista para seguir su camino.

Y mientras caminaban a la orilla del camino, Gilberto le habló al hombre acerca de Jesús.

Moral de la lección:

Hagamos a otros tal y como queramos que ellos nos hagan a nosotros.

Versículo para memorizar:

“...No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”
--Hechos 3:6


Preguntas:


1. ¿A dónde iban Juan y Pedro cuando vieron al cojo?  Hch. 3:1

2. ¿Por cuánto tiempo había estado cojo el limosnero?  Hch. 3:2

3. ¿Por qué llevaban el cojo a la puerta del templo?  Hch. 3:2-3

4. ¿Qué era lo que esperaba el cojo que Pedro y Juan le dieran?  Hch. 3:5-6

5. ¿Qué le dieron?  Hch. 3:6

6. ¿A quién le otorgó Pedro el crédito por haber sanado al cojo?  Hch. 3:6

7. ¿Cómo mostró el cojo su gratitud después de haber sido sanado?  Hch. 3:8

¿Cómo respondió toda la gente cuando vieron lo que le había sucedido al hombre cojo?  Hch. 3:10-11





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