viernes, 14 de marzo de 2014

Curso Bíblico Avanzado

Lección 9
Estableciendo diferencia entre lo bueno y lo malo
En Hebreos 5.13,14 se describe a los cristianos en dos etapas de su desarrollo o crecimiento, en niños y en adultos. Estos últimos "tienen sus sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y el mal". Esto plantea un problema a los cristianos sinceros: En qué forma discernir lo que es bueno y lo que es malo. Nadie pude saber la respuesta a este dilema "automáticamente". No hay persona en la tierra que pueda hacer esta elección por usted o por mí. Es la voluntad de Dios la que resuelve en este asunto. Esta lección nos ayudará a estar preparados a comprender la voluntad de Dios.
1. La Biblia dice claramente que algunas cosas son malas
Para lo que se menciona en la Biblia, el problema está resuelto. Pero no todos los pecados están enumerados en la Biblia, pues si así fuera, la lista no terminaría nunca. Hay listas de pecados específicos en Efesios 5.3-6; Gálatas 5.19-21 y 1 Corintios 6.9-10. (Siempre que se encuentre con palabras poco conocidas, es conveniente usar el diccionario). Como se podrá ver, hay algunos nombres de pecados que se repiten; también se trata generalmente de pecados que son reconocidos por todos como perjudiciales.
2. Los hechos semejantes a esos también son pecados
Léase nuevamente Gálatas 5.19-21. Lo último que dice es: "cosas semejantes a estas". Así, pues cuando tengamos duda acerca de algo, podemos ver si está en la lista, o si se parece a alguna de las que figuran en ella. Además, en Gálatas 5.22,23 se encuentra una lista de actos buenos; y escribiendo ambas listas en forma paralela e una hoja de papel será fácil apreciar si algún acto del que se duda se acerca más a lo que la lista condena, a lo que aprueba o viceversa. Por ejemplo, la Biblia no condena específicamente los juegos de azar, sin embargo es fácil comprender que puede agregare este acto a los comprendidos en las palabras "cosas semejantes".
3. Todo acto que moleste a la conciencia es malo
Esto se nos enseña en Romanos 14.23. "Lo que no proviene de fe" tiene relación con la conciencia (Hechos 24.16). Aun cuando la conciencia no es una guía perfecta, no debe irse contra ella. La conciencia es la parte de nosotros mismos, la cual nos indica si hemos hecho algo contrario a lo que se nos ha enseñado que es bueno. Podemos fácilmente ver que la forma en que la conciencia actúa depende de la forma en que se nos haya educado. Lo importante es recordar que si abusamos de nuestra conciencia, ésta no podrá ayudarnos ya a discernir lo bueno de lo malo y a obrar en común acuerdo. Dios describe esta mala condición como "tener la conciencia calcinada como con un hierro ardiente". En la misma forma en que los nervios muertos ya no siente, así la conciencia de la que se ha abusado dejará de avisarnos cuando hemos procedido mal (1 Timoteo 4.2).
4. El consejo de otros cristianos puede ayudarnos
Hebreos 5.14 dice que los cristianos "adultos" pueden discernir mejor lo bueno de lo malo. La experiencia enseña lecciones que no pueden ser aprendidas en ninguna otra forma. Es por esto que es necesaria la ayuda de otros cristianos en este asunto. En 1 Reyes 12.6-20 se narra la historia de un rey joven, la cual enseña en forma magnífica el valor del consejo de personas de mayor edad y con experiencia de la vida. Los ancianos, maestros y predicadores son algunas de las personas con quienes podemos consultar nuestros problemas. Tito 2.3,4 enseña que las mujeres de edad deben enseñar a las jóvenes.
5. Estudiar el efecto de algunos actos en otras personas
Más que ninguna ora persona, el cristiano debe tener siempre presente la influencia de su ejemplo en otras personas. Debemos pensar en nuestra influencia sobre los que no son cristianos. No es posible convertir totalmente a nadie, únicamente comprobándole cuál es la doctrina buena. La forma de vida de los cristianos tiene una influencia decisiva para la conversión de los que no lo son (1 Timoteo 4.12).
También es de considerarse la influencia que podamos ejercer sobre los cristianos. Cualquier acto que pueda ocasionar que un cristiano peque o se desaliente es malo (1 Corintios 8.8-13).
6. Estudio del efecto de algunos actos en uno mismo
Todos tenemos dos partes en nuestro ser: la física (el cuerpo) y la espiritual (la mente y el alma). Debemos considerar el efecto de determinados actos sobre ambas partes.
Estudie 1 Corintios 6.13-20. Este pasaje nos muestra que nuestro cuerpo e "para la gloria de Dios", y además, que es "el templo del Espíritu Santo". Debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos. Esto significa que debemos cuidar de nuestro cuerpo. Lucas 2.52 indica que Jesús también cuidó de su cuerpo físico.
Sin embargo, de mayor importancia aún, es el efecto de los actos malos en nuestro espíritu. Hay algunos de ellos que hacen que la persona se preocupe menos de adorar a Dios, de leer la Biblia y de llevar una vida cristiana (Salmo 101.3). Algunos actos que no son malos en sí, pueden absorber el tiempo del cristiano, restándolo al que puede dedicarse a la adoración, la lectura de la Biblia y a la vida cristiana en general. Estas cosas son malas cuando llegan a tal extremo (Mateo 6.33).
7. ¿Le ocasiona algún acto al desperdicio de tiempo o dinero?
Los cristianos deben considerarse como "mayordomos" de su tiempo, dinero y todo lo que Dios les ha concedido. Vea usted la palabra "mayordomo" en un diccionario. Se nos pide usar lo que Dios nos ha dado para poder estar preparados a dar buena cuenta a Dios (Mateo 5.14-30). Efesios 5.15,16 enfatiza el uso que debemos dar a nuestro tiempo. Muchos de nosotros desperdiciamos el tiempo que debería bastar para leer la Biblia completa durante un año. Quizás una nación pagana podría ser evangelizada con el dinero que nosotros desperdiciamos.
El descanso y la distracción no son en forma alguna desperdicio de tiempo y dinero, puesto que preparan nuestro cuerpo y mente para hacer mejor nuestro trabajo. Jesús descansó. También fue invitado a la fiesta de una boda.
8. Hagamos la pregunta: ¿Haría Jesús esto?
Cuando llegamos a conocer bien una persona, podemos imaginarnos lo que le gusta y lo que le disgusta. Así ocurre con Jesús. Mientras más conozcamos su vida y enseñanzas, mejor podemos discernir lo que es bueno o malo, haciéndonos la pregunta: "¿Haría Jesús esto?" Si siente usted en lo profundo de su corazón que él no lo haría, probablemente se trata de algo malo.
Con gran probabilidad usted puede recordar a alguien, tal como un maestro o maestra, su madre o su padre cuando usted era pequeño, que le lanzaba una mirada de reproche cuando estaba haciendo algo indebido. Será de mucha ayuda para usted recordar siempre que Jesús está mirándonos. Nos ve con intenso interés (Salmo 139.1-4). Cuando escribió a varias iglesias, Jesús les dijo: "Conozco tus obras". Leer Apocalipsis 2.2, 9,13,19. El recordar siempre esto, nos ayudará ciertamente a discernir lo bueno de lo malo.
Testimonio personal
1. ¿Conoce usted algún cristiano "adulto" en quien sienta usted confianza para pedirle consejo?
2. ¿Está usted convencido de que siempre reflexiona en el efecto que su conducta puede tener sobre otras personas?
3. ¿Está usted verdaderamente haciendo lo posible por tener una buena conciencia?

4. Cuando tenga usted duda acerca de algún acto, está dispuesto a preguntarse y responderse sinceramente la pregunta: ¿Haría Jesús esto?

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