viernes, 14 de marzo de 2014

Curso Bíblico Avanzado

Lección 7
La iglesia y usted

I. ¿Qué es la iglesia?
La iglesia está compuesta de todos aquellos que han sido salvados. Dios controla a la membresía de la iglesia y añade a ella a los que han sido salvos (Hechos 2.47; Efesios 5.23). Algunas veces se le da a la iglesia el nombre de "familia de Dios" (1 Timoteo 3.15).
La palabra "iglesia" tiene relación con los salvados en dos aspectos: 1) Los salvados en todo el mundo; 2) Los salvados en un determinado lugar. Encontramos ejemplos del primer significado en los siguientes textos: Mateo 16.18; Efesios 5.23; Colosenses 1.18. Los siguientes pasajes dan ejemplos sobre el segundo significado: 1 Corintios 1.2; Apocalipsis 1.11. Por todo esto puede verse que la iglesia no es una determinada denominación, ni la combinación de varias denominaciones.
La iglesia universal nunca tiene reuniones; tampoco tiene oficiales, excepto el Señor Jesucristo. Sin embargo, la mayoría de los cristianos pueden pertenecer a una congregación local, y en esta forma pueden determinarse sus responsabilidades dentro de ella.
II. Responsabilidades dentro de la iglesia local
1. Todo cristiano debe estar identificado con una iglesia local. Cuando Pablo regresó a Jerusalén viniendo de Damasco después de su conversión, se identificó a sí mismo con la iglesia en ese lugar (Hechos 9.26,28). Generalmente hablando, todo cristiano debe estar identificado con la iglesia fiel que más cerca quede del lugar donde él está. En esta forma, su influencia en la comunidad puede alcanzar su máxima utilidad. Además, es difícil que los ancianos de una congregación puedan vigilar a los que no viven en la comunidad donde está ubicada físicamente la iglesia. Cuando se va de un lugar a otro, el cristiano no debe abandonar su membresía, sino buscar la iglesia que le corresponda en el nuevo lugar de su residencia. Los cristianos son responsables ante Dios, estén en el lugar donde estén. Nuestra membresía va con nosotros adonde los lleven nuestras responsabilidades. Debemos identificarnos, en estos casos, con la iglesia que sea fiel y que exista en el lugar adonde vayamos.
2. Se debe colaborar con los dirigentes. En todo iglesia bien organizada, debe haber ancianos para vigilar la obra. En la Biblia, los términos: anciano, pastor, obispo, supervisor, son todos aplicados al mismo servicio. La palabra "anciano" es la que más frecuentemente se usa. Encontramos que estos términos se usan, indistintamente, en los siguientes textos: Hechos 20.17,18; Tito 1.5-7; Efesios 4.11.
Todo cristiano debe conocer a los ancianos de su iglesia (1 Tesalonicenses 5.12). Los debe respetar: 1 Tesalonicenses 5.13; 1 Timoteo 5.17. Se les debe obedecer cuando amonesten bíblicamente (Hebreos 13.17). No se debe hablar de ellos en forma despreocupada o irrespetuosa (1 Timoteo 5.1,19).
En la mayoría de las iglesias hay también otros obreros designados por los ancianos para trabajar bajo su guía. Los diáconos trabajan especialmente en las obras de caridad de la iglesia (1 Timoteo 3.13). Puede haber evangelistas que dediquen su tiempo a la predicación (2 Timoteo 4.5). Hay también diversas clases de maestros (Efesios 4.11; Hechos 13.1). Todo cristiano encontrará oportunidad de colaborar con todos estos obreros.
Los ancianos serán los consejeros espirituales. Son cristianos experimentados y conocedores que tienen encomendado "vigilar nuestras almas". Se puede tener confianza para consultar con ellos todos los problemas espirituales.
3. Debe contribuirse económicamente con regularidad para la obra de la iglesia. Ya se ha estudiado sobre esto en otra lección. No debe servirnos de muestra lo que otros den para la obra. Muy a menudo la parte más pesada de la obra de la iglesia es llevada adelante mediante los sacrificios de la minoría. Ninguno de nosotros recibirá bendición por una obra en la que no haya participado (2 Corintios 8.13,14).
4. Cada quien debe hacer su parte en la obra de la iglesia. No podemos pagar para que se haga nuestra parte de la obra dentro de la iglesia. No recibimos ningún crédito por el trabajo que otros hagan. Esto se explica claramente en Mateo 25.14-30. En la parábola de los talentos, cada quien fue juzgado por lo que había hecho personalmente. No se puede decir que se trataba de una tarea de grupo, sino de la obra individual.
5. Debe ayudarse a mantener la unidad de la iglesia. Esa unidad no es algo accidental. Hay aquí algunos ejemplos de lo que se puede hacer. Ser pacificador cuando haya diferencias entre los hermanos (Mateo 5.9). No debe el cristiano entrometerse en los asuntos particulares de los demás (1 Tesalonicenses 4.13; 2 Tesalonicenses 3.11-22). Evitar murmuraciones (1 Timoteo 5.13). Evitar discusión de asuntos sin importancia (2 Timoteo 2.23; 1 Timoteo 6.3,4). Esto también quiere decir no discutir asuntos sobre los cuales no haya una clara revelación o que no sean de importancia. Evitar parcialidades (1 Timoteo 5.21). Esto quiere decir que todo cristiano debe conocer bien a todos los miembros de su iglesia y tratarlos a todos en igual forma, hasta donde sea posible.
6. Debe vivirse una vida que represente a la iglesia. Estudiar 1 Timoteo 4.12 y Tito 2.7,8. Los enemigos de la iglesia se deleitan si encontrar a algunos cristianos que no llevan una vida recta, y en usarlo como disculpa para atacar a la iglesia. Hay que evitar que los que enseñan el evangelio sean colocados en la posición embarazosa de tener que ofrecer disculpas por los que se hacer llamar cristianos sin vivir vidas rectas. Ninguno de nosotros es perfecto, pero todos debemos esforzarnos para ser un ejemplo viviente de lo que es un cristiano. El pecado de David ocasionó vergüenza a Israel (2 Samuel 12.13,14).
7. Debe a ayudarse a que la iglesia complazca a Dios en todas las cosas. Hay que revisar todo lo que dice la Biblia sobre estas cosas e insistir en que sólo se dé enseñanza apegada a las Escrituras (2 Juan 9.11). Animar a los otros hermanos a que trabajen más por el Señor y a que sean fieles (Hebreos 10.24). Cuando se sepa que hay alguna buena obra por hacer, llévese a la atención de los ancianos y de los demás hermanos. Debe vigilarse con todo celo que la iglesia se mantenga pura y a salvo de personas pecadoras y malvadas. Dios nos indica qué es lo que hay que hacer con éstos, y sabemos que se disgusta si no se siguen sus indicaciones sobre el particular (2 Tesalonicenses 3.6,14; 1 Corintios 5.1-11). Siempre que sea necesario y oportuno amonéstese a los hermanos que estén siendo infieles.
Testimonio Personal
1. ¿Hay ancianos en su iglesia? ¿Los conoce usted?
2. ¿Está usted contribuyendo económicamente con toda liberalidad para la obra de su iglesia?
3. ¿Está usted haciendo la parte de la obra de la iglesia que le corresponde?
4. ¿Cree usted que su vida es un buen ejemplo de lo que debe ser una vida cristiana?

5. ¿Está usted animando a los otros hermanos a que trabajen más por el Señor?

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