Lección 7
La iglesia y usted
I. ¿Qué es la iglesia?
La
iglesia está compuesta de todos aquellos que han sido salvados. Dios controla a
la membresía de la iglesia y añade a ella a los que han sido salvos (Hechos
2.47; Efesios 5.23). Algunas veces se le da a la iglesia el nombre de
"familia de Dios" (1 Timoteo 3.15).
La
palabra "iglesia" tiene relación con los salvados en dos aspectos: 1)
Los salvados en todo el mundo; 2) Los salvados en un determinado lugar.
Encontramos ejemplos del primer significado en los siguientes textos: Mateo
16.18; Efesios 5.23; Colosenses 1.18. Los siguientes pasajes dan ejemplos sobre
el segundo significado: 1 Corintios 1.2; Apocalipsis 1.11. Por todo esto puede
verse que la iglesia no es una determinada denominación, ni la combinación de
varias denominaciones.
La
iglesia universal nunca tiene reuniones; tampoco tiene oficiales, excepto el
Señor Jesucristo. Sin embargo, la mayoría de los cristianos pueden pertenecer a
una congregación local, y en esta forma pueden determinarse sus
responsabilidades dentro de ella.
II. Responsabilidades dentro de la
iglesia local
1. Todo cristiano debe estar identificado con una iglesia local. Cuando Pablo regresó a
Jerusalén viniendo de Damasco después de su conversión, se identificó a sí
mismo con la iglesia en ese lugar (Hechos 9.26,28). Generalmente hablando, todo
cristiano debe estar identificado con la iglesia fiel que más cerca quede del
lugar donde él está. En esta forma, su influencia en la comunidad puede
alcanzar su máxima utilidad. Además, es difícil que los ancianos de una
congregación puedan vigilar a los que no viven en la comunidad donde está
ubicada físicamente la iglesia. Cuando se va de un lugar a otro, el cristiano
no debe abandonar su membresía, sino buscar la iglesia que le corresponda en el
nuevo lugar de su residencia. Los cristianos son responsables ante Dios, estén
en el lugar donde estén. Nuestra membresía va con nosotros adonde los lleven
nuestras responsabilidades. Debemos identificarnos, en estos casos, con la
iglesia que sea fiel y que exista en el lugar adonde vayamos.
2. Se debe colaborar con
los dirigentes. En todo iglesia bien organizada, debe haber ancianos para
vigilar la obra. En la Biblia, los términos: anciano, pastor, obispo,
supervisor, son todos aplicados al mismo servicio. La palabra
"anciano" es la que más frecuentemente se usa. Encontramos que estos
términos se usan, indistintamente, en los siguientes textos: Hechos 20.17,18;
Tito 1.5-7; Efesios 4.11.
Todo
cristiano debe conocer a los ancianos de su iglesia (1 Tesalonicenses 5.12).
Los debe respetar: 1 Tesalonicenses 5.13; 1 Timoteo 5.17. Se les debe obedecer
cuando amonesten bíblicamente (Hebreos 13.17). No se debe hablar de ellos en
forma despreocupada o irrespetuosa (1 Timoteo 5.1,19).
En
la mayoría de las iglesias hay también otros obreros designados por los
ancianos para trabajar bajo su guía. Los diáconos trabajan especialmente en las
obras de caridad de la iglesia (1 Timoteo 3.13). Puede haber evangelistas que
dediquen su tiempo a la predicación (2 Timoteo 4.5). Hay también diversas
clases de maestros (Efesios 4.11; Hechos 13.1). Todo cristiano encontrará
oportunidad de colaborar con todos estos obreros.
Los
ancianos serán los consejeros espirituales. Son cristianos experimentados y
conocedores que tienen encomendado "vigilar nuestras almas". Se puede
tener confianza para consultar con ellos todos los problemas espirituales.
3. Debe contribuirse económicamente con regularidad para la obra de la iglesia. Ya se ha estudiado
sobre esto en otra lección. No debe servirnos de muestra lo que otros den para
la obra. Muy a menudo la parte más pesada de la obra de la iglesia es llevada
adelante mediante los sacrificios de la minoría. Ninguno de nosotros recibirá
bendición por una obra en la que no haya participado (2 Corintios 8.13,14).
4. Cada quien debe hacer
su parte en la obra de la iglesia. No podemos pagar para que se haga nuestra
parte de la obra dentro de la iglesia. No recibimos ningún crédito por el
trabajo que otros hagan. Esto se explica claramente en Mateo 25.14-30. En la
parábola de los talentos, cada quien fue juzgado por lo que había hecho
personalmente. No se puede decir que se trataba de una tarea de grupo, sino de
la obra individual.
5. Debe ayudarse a mantener
la unidad de la iglesia. Esa unidad no es algo accidental. Hay aquí algunos
ejemplos de lo que se puede hacer. Ser pacificador cuando haya diferencias
entre los hermanos (Mateo 5.9). No debe el cristiano entrometerse en los
asuntos particulares de los demás (1 Tesalonicenses 4.13; 2 Tesalonicenses
3.11-22). Evitar murmuraciones (1 Timoteo 5.13). Evitar discusión de asuntos
sin importancia (2 Timoteo 2.23; 1 Timoteo 6.3,4). Esto también quiere decir no
discutir asuntos sobre los cuales no haya una clara revelación o que no sean de
importancia. Evitar parcialidades (1 Timoteo 5.21). Esto quiere decir que todo
cristiano debe conocer bien a todos los miembros de su iglesia y tratarlos a
todos en igual forma, hasta donde sea posible.
6. Debe vivirse una vida
que represente a la iglesia. Estudiar 1 Timoteo 4.12 y Tito 2.7,8. Los enemigos
de la iglesia se deleitan si encontrar a algunos cristianos que no llevan una
vida recta, y en usarlo como disculpa para atacar a la iglesia. Hay que evitar
que los que enseñan el evangelio sean colocados en la posición embarazosa de
tener que ofrecer disculpas por los que se hacer llamar cristianos sin vivir
vidas rectas. Ninguno de nosotros es perfecto, pero todos debemos esforzarnos
para ser un ejemplo viviente de lo que es un cristiano. El pecado de David
ocasionó vergüenza a Israel (2 Samuel 12.13,14).
7. Debe a ayudarse a
que la iglesia complazca a Dios en todas las cosas. Hay que revisar todo lo que
dice la Biblia sobre estas cosas e insistir en que sólo se dé enseñanza apegada
a las Escrituras (2 Juan 9.11). Animar a los otros hermanos a que trabajen más
por el Señor y a que sean fieles (Hebreos 10.24). Cuando se sepa que hay alguna
buena obra por hacer, llévese a la atención de los ancianos y de los demás
hermanos. Debe vigilarse con todo celo que la iglesia se mantenga pura y a
salvo de personas pecadoras y malvadas. Dios nos indica qué es lo que hay que
hacer con éstos, y sabemos que se disgusta si no se siguen sus indicaciones
sobre el particular (2 Tesalonicenses 3.6,14; 1 Corintios 5.1-11). Siempre que
sea necesario y oportuno amonéstese a los hermanos que estén siendo infieles.
Testimonio Personal
1.
¿Hay ancianos en su iglesia? ¿Los conoce usted?
2.
¿Está usted contribuyendo económicamente con toda liberalidad para la obra de
su iglesia?
3.
¿Está usted haciendo la parte de la obra de la iglesia que le corresponde?
4.
¿Cree usted que su vida es un buen ejemplo de lo que debe ser una vida
cristiana?
5.
¿Está usted animando a los otros hermanos a que trabajen más por el Señor?
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