Cristo,
el sacrificio perfecto, nuestro sumo sacerdote.
Escrituras: Ex. 25-27; He. 4:14-16; He. 8:1-7; He. 9:11;
He. 9:23-28; He. 10:1-14; I P. 2:5; Mt. 27:51.
Propósito:
1.
Mostrar que el sacrificio de
Cristo de dar su vida y su sangre, es la única ofrenda que salvara el alma del
hombre..
2. Mostrar que la ofrenda anual de animales que el sumo sacerdote llevaba
a cabo, nos señalaba hacia Cristo, pero no servían para salvar el alma del
hombre.
Hechos Bíblicos:
Durante
los días antes de que Jesús viniera a esta tierra, la gente tenía temor de
acercarse a Dios porque sus vidas estaban llenas de pecado. Dios escogió un grupo de hombres para que
fueran sacerdotes. Los sacrificios que
los sacerdotes ofrecían a Dios, servían de vínculo que acercaba a la gente con
Dios.
En
un principio Aarón y sus descendientes fueron los sacerdotes. Después la tribu de los levitas fue dedicada
exclusivamente para el sacerdocio. De
entre los sacerdotes escogían a uno para que se hiciera cargo de todos ellos y
al cual se le conocía como el sumo sacerdote.
En
el día de expiación, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo en el
tabernáculo. Este era el lugar que Dios
había escogido para reunirse con el sumo sacerdote y recibir el sacrificio por
los pecados. Un velo cubría la entrada
del Lugar Santísimo, la morada de Dios.
Todo esto pertenece a la antigua ley, la ley de Moisés.
Cuando
Jesús murio en la cruz, una nueva ley se inició, la ley de Cristo. La Biblia nos enseña que hoy todo cristiano
forma parte de un sacerdocio santo (I P. 2:5) y que Jesús es nuestro sumo
sacerdote. Jesús es nuestro sumo
sacerdote. Jesús como nuestro sumo
sacerdote es mejor que el sumo sacerdote que actuaba bajo la antigua ley de
Moisés, por diversas razones.
Primero
que nada, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo hecho con manos
humanas. Jesús entró al cielo (He.
9:24).
Segundo,
el sumo sacerdote ofrecía la sangre de los animales (He. 9:25; He. 10:4 y
11). Jesús ofreció su propia sangre (He.
10:10-19).
Tercero,
el sumo sacerdote tenía que repetir el mismo sacrificio cada año (He. 10:1 y
11). Jesús ofreció una sola vez un solo
sacrificio (He. 10:12 y 14).
Cuarto,
bajo la antigua ley, el sumo sacerdote intercedía con Dios por las gentes
cuando cometían pecados. Ahora Jesús,
nuestro sumo sacerdote, intercede con Dios por nosotros cuando pecamos.
No
debemos tener temor, sino que debemos permitir que Jesús sea nuestro sumo
sacerdote.
Recordemos
que Jesús vivió aquí sobre la tierra.
Fue pobre. Sufrió hambre,
persecución y afrentas físicas del mismo modo que muchos de nosotros podríamos
sufrir o hemos sufrido. Jesús tiene
conocimiento de todo lo que sentimos (He. 4:14-16).
Ilustración:
Mercedes
y Fernando, que eran hermanos, habían desobedecido a su mamá. Eran buenos chicos, y por eso se sentían muy
tristes al haber pecado tanto en contra de su mamá como de Dios. Especialmente porque no sabían como podrían
ser perdonados por sus pecados.
De
pronto recordaron lo que habían aprendido durante la lección bíblica el domingo
por la mañana. Habían llegado algo tarde
y pudieron escuchar solamente la última parte de la lección, o sea cuando la
maestra les había dicho acerca de como los israelitas acostumbraban ofrecer la
sangre de toros y machos cabríos para que sus pecados fuesen perdonados. Entonces decidieron ofrecer una cabrita que
tenían, como sacrificio.
Cuando
Mercedes y Fernando estaban a punto de amarrar a la cabrita, uno de los
compañeros que había estado en la misma clase de la Biblia, pasó por ahí. Y les preguntó que era lo que estaban
haciendo. Mercedes y Fernando le dijeron
cuales eran sus intenciones con lágrimas en los ojos, pues querían mucho a su
animalito.
“¡Oh,
no!” les gritó el amiguito. “Eso no les
ayudará en lo absoluto, pues nosotros vivimos bajo la ley de Jesucristo. El es el único que por medio de su sacrificio
podrá borrar nuestros pecados.”
“¿Cómo
podemos ser perdonados?” los niños preguntaron.
“Ustedes
deben obedecer a Jesús como su Salvador y adorarle y servirle por el resto de
sus vidas,” el amigo contestó. Al oír
esto los niños sintieron como si un peso se les hubiera quitado de encima y
oraron en acción de gracias por todas las cosas que Jesús había hecho por ellos
y por todo aquél que le obedece.
Aplicación:
El
sacrificio de Jesús fue en todo aspecto superior al sacrificio que el sumo
sacerdote del antiguo Testamento hacía.
Por ser el sacrificio de Jesús perfecto, solamente un sacrificio era
necesario. Y porque su sacrificio es
perfecto, puede salvar nuestras almas.
Versículo para memorizar:
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del
verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante
Dios.”
--Hebreos 9:24
Preguntas:
1.
¿Quienes fueron los primeros
sacerdotes? Ex. 28:1
2.
Más tarde los sacerdotes fueron de
la tribu de los ____________. Nm.
8:14-15
3.
¿Quién es nuestro sumo sacerdote
ahora? He. 4:14
4.
Bajo la antigua ley, el sumo
sacerdote entraba al tabernáculo hecho con manos humanos. He. 9:6-7
Falso o
Verdadero
5.
Jesús, nuestro sumo sacerdote,
entró en ___________. He. 4:14
6.
Por medio del sacrificio de Jesús,
nos es posible entrar a los cielos. He.
9:26-28
Falso o
Verdadero
7.
¿Qué sucedió en el templo cuando
Jesús murió? Mt. 27:51
8.
¿Por cuánto tiempo será Jesús
nuestro sumo sacerdote? He. 5:6
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