miércoles, 18 de diciembre de 2013

José vive con justicia.  Ayuda al desarrollo del plan de Dios
Escrituras: Hch. 7:9-16; Gn. 37 y 39 a 50, Ro. 12:1-2






Propósito:
1.  Mostrar que como sirvientes de Dios debemos llevar una vida íntegra, pura, y moral.
2.  Mostrar que todo resulta beneficioso en nuestra vida si seguimos el plan de Dios.

Hechos Bíblicos: 

En Génesis 37, leemos acerca de José, el hijo favorito de Jacob, y aprendemos más acerca del gran plan que Dios tenía para la humanidad; de como la gente que ama a Dios forma parte de ese gran plan, y de como enviando a su Hijo Jesús, si le obedecíamos seríamos salvos.

Jacob amaba a José mucho y para mostraría su afecto le regaló una túnica de muchos colores.  Cuando los hermanos de José vieron el hermoso regalo, le aborrecieron.  José había tenido dos sueños y se los relató tanto a sus hermanos como a su padre.  Estos sueños revelaban la posición tan importante que José ocuparía en su vida, y de como algún día ellos tendrían que inclinarse ante él.  Cuando los hermanos oyeron esta interpretación de los sueños le aborrecieron aún más, y tal fue su enojo que comenzaron a tramar un plan para matarle.  Rubén, el hermano mayor, trató de convencerlos de que en lugar de matarle le pusieran dentro de una cisterna (donde se deposita el agua de la lluvia), planeando librarle más tarde y regresarlo a su padre.  Después de que José fue colocado en la cisterna, los hermano divisaron a una compañía de ismaelitas, mercaderes que venían de Galaad hacia Egipto, y decidieron que sería una buena idea el vender a José a los mercaderes.  Y así fue como José fue vendido como esclavo y conducido a Egipto (Gen. 37:1-28).

Algunas veces nos es imposible comprender que lo que nos sucede sea necesariamente para nuestro beneficio.  Pero sabemos que para aquellos a los que aman a Dios, las cosas les ayudan a bien (Ro. 8:28).  Recuerden, José es ahora un esclavo.  Veamos brevemente lo que sucede y como todo parece ajustarse al plan de Dios.

Como Dios acompañaba a José y como José continuaba viviendo el mismo tipo de vida que agradaba a Dios, hizo que todo lo que José emprendiera prosperara.  Su vida era tan ejemplar que su amo, Potifar, se dio cuenta de que Dios estaba con José.  Aún cuando era esclavo, José se esmeraba tanto en trabajar por Potifar y serle fiel que muy pronto Potifar le hizo cargo de todo lo de su casa y de sus posesiones.  José continuó siendo una persona honrada y viviendo una vida sin mancha.

Durante este tiempo José sufrió los avances de la esposa de Potifar.  Ella trataba de tentarle en muchas ocasiones, y le rogaba que cometiera adulterio con ella.  Se valía de subterfugios y trucos de mujer para causar que José fuera desleal a su amo.  José trató de hacerle ver lo bien que Potifar le había dado poder sobre todas las cosas que poseía.  Le dijo que él no podía corresponderle con un acto malvado ni tampoco podía pecar en contra de Dios.  Pero aun después de estas buenas razones, la mujer continuó tratando de hacerle caer.  Por fin, se dio cuenta de que José no se apartaría de sus convicciones y lealtad hacia su amo.  Y para vengarse, mintió acerca de José y le acusó de lo mismo que ella había estado tratando de que hiciera.  José se convirtió en la víctima de esta mujer malvada, aún cuando era inocente.  Lo encarcelaron y por un tiempo parecería que Dios le había olvidado.  Pero no era así, porque recuerden que José formaba parte del plan de Dios.  José continuaba viviendo en forma buena y justa y con su confianza puesta en Dios.  Aun estando en la prisión, continuaba siendo favorecido por los hombres debido a la misericordia de Dios y a que José siempre aceptaba su guía.  José se convirtió en el encargado de todos los prisioneros, y una vez más todo lo que hacía prosperaba (Gn. 39).

En cierta ocasión José interpretó los sueños de dos de los prisioneros, y esos sueños se convirtieron en realidad.  Tal y como José lo había predicho, uno de los prisioneros regresó a su antiguo trabajo como mayordomo del faraón.  Luego cuando el faraón tuvo un sueño que no podía comprender, el mayordomo se acordó de José, y lo recomendó.  El faraón mandó traer a José de la cárcel.  Deseaba saber si José podría interpretar sus sueños.

José le dio todo el crédito a Dios, y le respondió al faraón que Dios le daría la respuesta.  Debemos siempre recordar que Dios nos da bendiciones en esta vida, y que todo es debido a su misericordia.  Por medio de Dios, José pudo explicar el sueño al faraón.  Le dijo de una gran carestía que caería sobre la tierra después de siete años de abundancia.  Con el consejo de José, el faraón pudo almacenar suficiente alimento y estar preparado para el hambre que les acaecería, y así vemos como José continúa siendo parte del gran plan de Dios que se va desarrollando poco a poco en la Biblia.  Recuerden que José no dejó de servir a Dios durante su esclavitud y su estancia en la cárcel.  Ahora José se había convertido en el hombre de más importancia después del faraón, por el poder y la gracia de Dios.  Nunca en todos sus infortunios José dejó a Dios o abandonó sus enseñanzas.  José era ahora el gobernador sobre toda la tierra de Egipto; solamente el faraón tenía la posición más alta sobre él.  José se encargó de almacenar todo el alimento durante los siete años de abundancia y de administrarlo durante los siete años de hambre.  Muchos otros países vinieron a Egipto a comprar alimentos (Gn. 41).

La familia de José que vivía lejos no era una excepción y también estaban sufriendo las consecuencias de la escasez de alimento.  Jacob, el padre de José, se enteró de que había maíz en Egipto y envió a los diez hermanos mayores de José para que lo compraran de Egipto.  Se inclinaron ante José al hacer su petición sin reconocerle.  Pero José sí les reconoció.  Al mismo tiempo recordó aquellos sueños que ahora se convertían en realidad.

Y así vemos la mano de Dios a través de la vida de José.  La confianza y fe que José tenía en Dios a pesar de la crueldad de sus hermanos, de haber sido esclavo y de haber sido puesto en la cárcel injustamente, y finalmente convirtiéndose en gobernador de Egipto.  Realizó todas estas tareas que se le dieron con lo mejor que poseía y para gloria de Dios.

Vemos en la vida de José que es posible, no importa lo que nos suceda durante ella, vivir de acuerdo con el consejo de Pablo en el libro de los Romanos 12:1-2, en el cual Pablo les ruega a los cristianos que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, y agradable a Dios.  Y esto es lógico.  No podemos vivir como el resto del mundo.  No podemos apoderarnos de aquello que no nos pertenece.  Todo lo que hacemos debe ser bueno ante los ojos de Dios.  Así como José rehusó la tentación que la mujer de Potifar le ofrecía, y que lo haría pecar en contra de Dios, así nuestras vidas deben conformarse a la voluntad de Dios.  Debemos ser leales a nuestros jefes trabajando cada minuto que se nos paga.  Si somos buenos empleados como José lo fue esclavo, agradaremos a Dios y continuaremos su plan.  Podemos ver del mismo modo que Potifar y el faraón que Dios estaba con José.  También así debemos vivir para que otros se den cuenta de la presencia de Dios en nuestras vidas y de su plan para toda la humanidad.

Ilustración:

Manuel necesitaba urgentemente un trabajo, pues tenía muchos hermanos y su padre estaba imposibilitado para trabajar debido a su enfermedad.  Después de buscar por mucho tiempo, finalmente uno de los hombres de más dinero del pueblo lo contrató para que cuidara del jardín.  El jardín era grande y Manuel tenía que trabajar muy duro.  El hombre comprendía esto y le pagaba bastante bien.  Un día, el hombre tuvo que salir en un viaje, y dejó a Manuel a cargo de su trabajo.  Durante su ausencia la hija del señor que era una muchacha muy bonita se acercó a Manuel y le pidió que viniera a jugar con ella y con sus amigos, y le dijo:  “No te apures, mi papá nunca se enterará pues regresa hasta mañana.”  Manuel tenía muchos deseos de jugar, pero había leído la vida de José en la Biblia e inconscientemente hizo una comparación.  El hombre había sido generoso con él del mismo modo que Potifar lo había sido con José.  El debía ser leal para con su amo.  Y con eso en mente le contestó a María:  “No, María, tu padre se ha portado muy bien conmigo.  El me ha confiado el trabajo durante su ausencia.  Debo trabajar el tiempo que se me paga, y si yo jugara o flojeara durante la ausencia de tu padre, esto desagradaría mucho al Señor.”

Versículo para memorizar: 

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
--Romanos 12:1 y 2

Preguntas:

1.      ¿Cree usted que Manuel actuó en forma correcta?  ¿Por qué?

2.      ¿Cree usted que Manuel actuó de acuerdo con las enseñanzas de Romanos 12:1 y 2?

3.      ¿Qué lecciones nos enseña la vida de José?


4.      ¿Cómo sabemos que las cosas suceden por el bien nuestro?  Romanos 8:28

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