José vive con justicia. Ayuda al desarrollo del plan de Dios
Escrituras:
Hch. 7:9-16; Gn. 37 y 39 a 50, Ro. 12:1-2
Propósito:
1. Mostrar que como sirvientes de Dios debemos
llevar una vida íntegra, pura, y moral.
2. Mostrar que todo resulta beneficioso en
nuestra vida si seguimos el plan de Dios.
Hechos Bíblicos:
En Génesis 37, leemos acerca
de José, el hijo favorito de Jacob, y aprendemos más acerca del gran plan que
Dios tenía para la humanidad; de como la gente que ama a Dios forma parte de
ese gran plan, y de como enviando a su Hijo Jesús, si le obedecíamos seríamos
salvos.
Jacob amaba a José mucho y
para mostraría su afecto le regaló una túnica de muchos colores. Cuando los hermanos de José vieron el hermoso
regalo, le aborrecieron. José había
tenido dos sueños y se los relató tanto a sus hermanos como a su padre. Estos sueños revelaban la posición tan
importante que José ocuparía en su vida, y de como algún día ellos tendrían que
inclinarse ante él. Cuando los hermanos
oyeron esta interpretación de los sueños le aborrecieron aún más, y tal fue su
enojo que comenzaron a tramar un plan para matarle. Rubén, el hermano mayor, trató de
convencerlos de que en lugar de matarle le pusieran dentro de una cisterna
(donde se deposita el agua de la lluvia), planeando librarle más tarde y
regresarlo a su padre. Después de que
José fue colocado en la cisterna, los hermano divisaron a una compañía de
ismaelitas, mercaderes que venían de Galaad hacia Egipto, y decidieron que
sería una buena idea el vender a José a los mercaderes. Y así fue como José fue vendido como esclavo
y conducido a Egipto (Gen. 37:1-28).
Algunas veces nos es
imposible comprender que lo que nos sucede sea necesariamente para nuestro
beneficio. Pero sabemos que para
aquellos a los que aman a Dios, las cosas les ayudan a bien (Ro. 8:28). Recuerden, José es ahora un esclavo. Veamos brevemente lo que sucede y como todo
parece ajustarse al plan de Dios.
Como Dios acompañaba a José
y como José continuaba viviendo el mismo tipo de vida que agradaba a Dios, hizo
que todo lo que José emprendiera prosperara.
Su vida era tan ejemplar que su amo, Potifar, se dio cuenta de que Dios
estaba con José. Aún cuando era esclavo,
José se esmeraba tanto en trabajar por Potifar y serle fiel que muy pronto
Potifar le hizo cargo de todo lo de su casa y de sus posesiones. José continuó siendo una persona honrada y
viviendo una vida sin mancha.
Durante este tiempo José
sufrió los avances de la esposa de Potifar.
Ella trataba de tentarle en muchas ocasiones, y le rogaba que cometiera
adulterio con ella. Se valía de subterfugios
y trucos de mujer para causar que José fuera desleal a su amo. José trató de hacerle ver lo bien que Potifar
le había dado poder sobre todas las cosas que poseía. Le dijo que él no podía corresponderle con un
acto malvado ni tampoco podía pecar en contra de Dios. Pero aun después de estas buenas razones, la
mujer continuó tratando de hacerle caer.
Por fin, se dio cuenta de que José no se apartaría de sus convicciones y
lealtad hacia su amo. Y para vengarse,
mintió acerca de José y le acusó de lo mismo que ella había estado tratando de
que hiciera. José se convirtió en la
víctima de esta mujer malvada, aún cuando era inocente. Lo encarcelaron y por un tiempo parecería que
Dios le había olvidado. Pero no era así,
porque recuerden que José formaba parte del plan de Dios. José continuaba viviendo en forma buena y
justa y con su confianza puesta en Dios.
Aun estando en la prisión, continuaba siendo favorecido por los hombres
debido a la misericordia de Dios y a que José siempre aceptaba su guía. José se convirtió en el encargado de todos
los prisioneros, y una vez más todo lo que hacía prosperaba (Gn. 39).
En cierta ocasión José
interpretó los sueños de dos de los prisioneros, y esos sueños se convirtieron
en realidad. Tal y como José lo había
predicho, uno de los prisioneros regresó a su antiguo trabajo como mayordomo
del faraón. Luego cuando el faraón tuvo
un sueño que no podía comprender, el mayordomo se acordó de José, y lo
recomendó. El faraón mandó traer a José
de la cárcel. Deseaba saber si José
podría interpretar sus sueños.
José le dio todo el crédito
a Dios, y le respondió al faraón que Dios le daría la respuesta. Debemos siempre recordar que Dios nos da bendiciones
en esta vida, y que todo es debido a su misericordia. Por medio de Dios, José pudo explicar el
sueño al faraón. Le dijo de una gran
carestía que caería sobre la tierra después de siete años de abundancia. Con el consejo de José, el faraón pudo
almacenar suficiente alimento y estar preparado para el hambre que les
acaecería, y así vemos como José continúa siendo parte del gran plan de Dios
que se va desarrollando poco a poco en la Biblia. Recuerden que José no dejó de servir a Dios
durante su esclavitud y su estancia en la cárcel. Ahora José se había convertido en el hombre
de más importancia después del faraón, por el poder y la gracia de Dios. Nunca en todos sus infortunios José dejó a
Dios o abandonó sus enseñanzas. José era
ahora el gobernador sobre toda la tierra de Egipto; solamente el faraón tenía
la posición más alta sobre él. José se
encargó de almacenar todo el alimento durante los siete años de abundancia y de
administrarlo durante los siete años de hambre.
Muchos otros países vinieron a Egipto a comprar alimentos (Gn. 41).
La familia de José que vivía
lejos no era una excepción y también estaban sufriendo las consecuencias de la
escasez de alimento. Jacob, el padre de
José, se enteró de que había maíz en Egipto y envió a los diez hermanos mayores
de José para que lo compraran de Egipto.
Se inclinaron ante José al hacer su petición sin reconocerle. Pero José sí les reconoció. Al mismo tiempo recordó aquellos sueños que
ahora se convertían en realidad.
Y así vemos la mano de Dios
a través de la vida de José. La
confianza y fe que José tenía en Dios a pesar de la crueldad de sus hermanos,
de haber sido esclavo y de haber sido puesto en la cárcel injustamente, y
finalmente convirtiéndose en gobernador de Egipto. Realizó todas estas tareas que se le dieron
con lo mejor que poseía y para gloria de Dios.
Vemos en la vida de José que
es posible, no importa lo que nos suceda durante ella, vivir de acuerdo con el
consejo de Pablo en el libro de los Romanos 12:1-2, en el cual Pablo les ruega
a los cristianos que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, y
agradable a Dios. Y esto es lógico. No podemos vivir como el resto del mundo. No podemos apoderarnos de aquello que no nos
pertenece. Todo lo que hacemos debe ser
bueno ante los ojos de Dios. Así como
José rehusó la tentación que la mujer de Potifar le ofrecía, y que lo haría
pecar en contra de Dios, así nuestras vidas deben conformarse a la voluntad de
Dios. Debemos ser leales a nuestros
jefes trabajando cada minuto que se nos paga.
Si somos buenos empleados como José lo fue esclavo, agradaremos a Dios y
continuaremos su plan. Podemos ver del
mismo modo que Potifar y el faraón que Dios estaba con José. También así debemos vivir para que otros se
den cuenta de la presencia de Dios en nuestras vidas y de su plan para toda la
humanidad.
Ilustración:
Manuel necesitaba
urgentemente un trabajo, pues tenía muchos hermanos y su padre estaba
imposibilitado para trabajar debido a su enfermedad. Después de buscar por mucho tiempo, finalmente
uno de los hombres de más dinero del pueblo lo contrató para que cuidara del
jardín. El jardín era grande y Manuel
tenía que trabajar muy duro. El hombre
comprendía esto y le pagaba bastante bien.
Un día, el hombre tuvo que salir en un viaje, y dejó a Manuel a cargo de
su trabajo. Durante su ausencia la hija
del señor que era una muchacha muy bonita se acercó a Manuel y le pidió que
viniera a jugar con ella y con sus amigos, y le dijo: “No te apures, mi papá nunca se enterará pues
regresa hasta mañana.” Manuel tenía
muchos deseos de jugar, pero había leído la vida de José en la Biblia e
inconscientemente hizo una comparación.
El hombre había sido generoso con él del mismo modo que Potifar lo había
sido con José. El debía ser leal para
con su amo. Y con eso en mente le
contestó a María: “No, María, tu padre
se ha portado muy bien conmigo. El me ha
confiado el trabajo durante su ausencia.
Debo trabajar el tiempo que se me paga, y si yo jugara o flojeara
durante la ausencia de tu padre, esto desagradaría mucho al Señor.”
Versículo para memorizar:
“Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
--Romanos 12:1 y 2
Preguntas:
1. ¿Cree usted que
Manuel actuó en forma correcta? ¿Por
qué?
2. ¿Cree usted que
Manuel actuó de acuerdo con las enseñanzas de Romanos 12:1 y 2?
3. ¿Qué lecciones nos
enseña la vida de José?
4. ¿Cómo sabemos que
las cosas suceden por el bien nuestro?
Romanos 8:28
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