Cristo,
el sacrificio perfecto
Escrituras: Lv. 16:11-16; He. 9:11-12 y 24-25; He.
4:14-16; He. 10:4 y 10:12; Ex. 25-27
Propósito:
1.
Mostrar que Dios requería del sumo
sacerdote que una vez al año viniera hacia el para purgar los pecados.
2.
Mostrar que por ser el sacrificio
de Cristo perfecto, tenia que ser ofrecido solamente una vez.
Hechos Bíblicos:
Durante
los días antes de que Jesús viniera a esta tierra, la gente actuaba mucho muy
semejante al modo de como actuamos en la actualidad. O sea cometían pecados también. Dios decidió que la gente necesitaba algo
para recordarles de su presencia entre todos ellos. Les dio instrucciones para que construyeran
un tabernáculo (Ex. 25-27). El lugar más
santo del tabernáculo era el lugar donde Dios recibía el sacrificio por los
pecados. Ahí el sumo sacerdote hablaba
con Dios e intercedía por la gente con Dios.
Una
vez al año el sumo sacerdote hacía un sacrificio especial por los pecados del
pueblo. Y los hacía del siguiente
modo: Primero un becerro era
sacrificado. Luego el sumo sacerdote
entraba al Lugar Santísimo donde esparcía la sangre del becerro sobre el
propiciatorio. (El propiciatorio cubría
el arca que contenía los diez mandamientos.)
Este sacrificio era para la expiación de sus propios pecados y de los de
su familia. Después de esto un macho
cabrío era sacrificado. El sumo
sacerdote entraba de nuevo al Lugar Santísimo y esparcía la sangre del macho
cabrío sobre el propiciatorio. Este
sacrificio era para la expiación de los pecados de todo el pueblo de Israel.
Estos
sacrificios no eran perfectos, pues el sumo sacerdote tenía que hacer el mismo
sacrificio cada año.
No
era posible que la sangre de los becerros y machos cabríos pudiese borrar los
pecados (He. 10:4). Estos sacrificios de
sangre nos indicaban en el futuro hacia un sacrificio de sangre diferente que
sería perfecto (He. 10:1).
El
sacrificio perfecto se efectuó cuando Jesús derramó su sangre en la cruz. Jesús vivió la vida perfecta mientras estuvo
sobre la tierra. El era sin pecado o
mancha alguna (He. 4:15; 7:25-27; 2 Co. 5:21).
Por tanto su sangre es el sacrificio perfecto por nuestros pecados (He.
10:10-14). Cristo sobrellevó todos
nuestros pecados en la cruz. Siendo que
el sacrificio de Jesús es perfecto, no hay necesidad de otros sacrificios para
expiación de los pecados. Ahora Dios
perdona nuestros pecados y vuelve a recordarlos (He. 10:16-18).
Ilustración:
Lalo
y su mujer vivían en las a fueras del pueblo.
Mientras su mujer lavaba los trastos, se puso a recordar como hacían lo
mismo cuando él era pequeño. Recordaba
que su mamá tenía que ir al pozo para traer agua y traerla en cubetas. Cuando el creció suficiente pudo ayudar a
traerla también.
Se
acordó del día en que a su papá se le ocurrió una idea de hacer las cosas un
poco más fáciles. Después de ahorrar
algo de dinero lograron comprar una bomba de agua y tubería. Después de algunos días en que trabajaron muy
duro, terminaron y ahora tenían un nuevo método de conseguir agua. La bomba traía el agua a través de las
tuberías desde el pozo hasta un tanque que la almacenaba. Ahora todo era más fácil pues todo lo que
tenían que hacer era bombear y tenían todo el agua que necesitaban. Esto era una gran mejora. El sacrificio de Cristo en la cruz fue una
mejora, en comparación con los sacrificios del tabernáculo, pero la mejora es
perfecta. La bomba nueva no era
perfecta, pero por medio de ella Lalo podía darse cuenta de las bendiciones que
gozamos a través de Cristo.
Algo
para meditar:
Dios
le dio al mundo el sacrificio perfecto por sus pecados. Obedeciendo y aceptando a Jesús es el único
modo por medio del cual Dios nos podrá salvar (Hch. 4:12; Jn. 14:6). Como Jesús estaba dispuesto a morir por
nuestros pecados, también nosotros debemos estar dispuestos a morir en nuestra
vida pecaminosa, por medio del bautizo en Jesús para ser perdonados y salvos
(Ro. 6:1-11; 1 P. 3:21).
Versículos para
memorizar:
“Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar
los pecados.”
--Hebreos 10:4
“Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio
por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.”
--Hebreos 10:12
Preguntas:
1.
¿Por qué Dios instruyó a los
israelitas a que hicieran el tabernáculo?
Exodo 25:8
2.
El sumo sacerdote ofrecía sacrificios
especiales para expiación de los pecados.
He. 9:7
a)
Una vez a la semana
b)
Una vez al mes
c)
Una vez al año
1.
El sumo sacerdote ofrecía la
sangre de dos animales:
___________
y ____________ Lv. 16:14-15
2.
¿Dónde esparcía la sangre el sumo
sacerdote? Lv. 16:2
3.
Dios se aparecía al sumo sacerdote
en el Lugar Santísimo sobre el ___________ que estaba encima de
____________. Lv. 16:2
4.
Los diez mandamientos se
encontraban en el arca en el Lugar Santísimo.
Falso o
Verdadero
5.
Jesús solamente tenía que hacer un
sacrificio por nuestros pecados.
Falso o
Verdadero
6.
“La sangre de los toros y de los
machos cabríos no puede quitar ____ _________.” He. 10:4
7.
¿Qué bendiciones recibimos con la
sangre que Jesús derramó? I Jn. 1:7
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