miércoles, 18 de diciembre de 2013

Cristo, el sacrificio perfecto
Escrituras:  Lv. 16:11-16; He. 9:11-12 y 24-25; He. 4:14-16; He. 10:4 y 10:12; Ex. 25-27




Propósito:
1.      Mostrar que Dios requería del sumo sacerdote que una vez al año viniera hacia el para purgar los pecados.
2.      Mostrar que por ser el sacrificio de Cristo perfecto, tenia que ser ofrecido solamente una vez.

Hechos Bíblicos: 

Durante los días antes de que Jesús viniera a esta tierra, la gente actuaba mucho muy semejante al modo de como actuamos en la actualidad.  O sea cometían pecados también.  Dios decidió que la gente necesitaba algo para recordarles de su presencia entre todos ellos.  Les dio instrucciones para que construyeran un tabernáculo (Ex. 25-27).  El lugar más santo del tabernáculo era el lugar donde Dios recibía el sacrificio por los pecados.  Ahí el sumo sacerdote hablaba con Dios e intercedía por la gente con Dios.

Una vez al año el sumo sacerdote hacía un sacrificio especial por los pecados del pueblo.  Y los hacía del siguiente modo:  Primero un becerro era sacrificado.  Luego el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo donde esparcía la sangre del becerro sobre el propiciatorio.  (El propiciatorio cubría el arca que contenía los diez mandamientos.)  Este sacrificio era para la expiación de sus propios pecados y de los de su familia.  Después de esto un macho cabrío era sacrificado.  El sumo sacerdote entraba de nuevo al Lugar Santísimo y esparcía la sangre del macho cabrío sobre el propiciatorio.  Este sacrificio era para la expiación de los pecados de todo el pueblo de Israel.

Estos sacrificios no eran perfectos, pues el sumo sacerdote tenía que hacer el mismo sacrificio cada año.

No era posible que la sangre de los becerros y machos cabríos pudiese borrar los pecados (He. 10:4).  Estos sacrificios de sangre nos indicaban en el futuro hacia un sacrificio de sangre diferente que sería perfecto (He. 10:1).

El sacrificio perfecto se efectuó cuando Jesús derramó su sangre en la cruz.  Jesús vivió la vida perfecta mientras estuvo sobre la tierra.  El era sin pecado o mancha alguna (He. 4:15; 7:25-27; 2 Co. 5:21).  Por tanto su sangre es el sacrificio perfecto por nuestros pecados (He. 10:10-14).  Cristo sobrellevó todos nuestros pecados en la cruz.  Siendo que el sacrificio de Jesús es perfecto, no hay necesidad de otros sacrificios para expiación de los pecados.  Ahora Dios perdona nuestros pecados y vuelve a recordarlos (He. 10:16-18).

Ilustración:

Lalo y su mujer vivían en las a fueras del pueblo.  Mientras su mujer lavaba los trastos, se puso a recordar como hacían lo mismo cuando él era pequeño.  Recordaba que su mamá tenía que ir al pozo para traer agua y traerla en cubetas.  Cuando el creció suficiente pudo ayudar a traerla también.

Se acordó del día en que a su papá se le ocurrió una idea de hacer las cosas un poco más fáciles.  Después de ahorrar algo de dinero lograron comprar una bomba de agua y tubería.  Después de algunos días en que trabajaron muy duro, terminaron y ahora tenían un nuevo método de conseguir agua.  La bomba traía el agua a través de las tuberías desde el pozo hasta un tanque que la almacenaba.  Ahora todo era más fácil pues todo lo que tenían que hacer era bombear y tenían todo el agua que necesitaban.  Esto era una gran mejora.  El sacrificio de Cristo en la cruz fue una mejora, en comparación con los sacrificios del tabernáculo, pero la mejora es perfecta.  La bomba nueva no era perfecta, pero por medio de ella Lalo podía darse cuenta de las bendiciones que gozamos a través de Cristo.

Algo para meditar:

Dios le dio al mundo el sacrificio perfecto por sus pecados.  Obedeciendo y aceptando a Jesús es el único modo por medio del cual Dios nos podrá salvar (Hch. 4:12; Jn. 14:6).  Como Jesús estaba dispuesto a morir por nuestros pecados, también nosotros debemos estar dispuestos a morir en nuestra vida pecaminosa, por medio del bautizo en Jesús para ser perdonados y salvos (Ro. 6:1-11; 1 P. 3:21).

Versículos para memorizar: 

“Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.”
--Hebreos 10:4

“Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.”
--Hebreos 10:12


Preguntas:

1.      ¿Por qué Dios instruyó a los israelitas a que hicieran el tabernáculo?  Exodo 25:8

2.      El sumo sacerdote ofrecía sacrificios especiales para expiación de los pecados.  He. 9:7
a)      Una vez a la semana
b)      Una vez al mes
c)      Una vez al año

1.      El sumo sacerdote ofrecía la sangre de dos animales:
___________ y ____________  Lv. 16:14-15

2.      ¿Dónde esparcía la sangre el sumo sacerdote?  Lv. 16:2

3.      Dios se aparecía al sumo sacerdote en el Lugar Santísimo sobre el ___________ que estaba encima de ____________.  Lv. 16:2

4.      Los diez mandamientos se encontraban en el arca en el Lugar Santísimo.
Falso     o     Verdadero

5.      Jesús solamente tenía que hacer un sacrificio por nuestros pecados.
Falso     o     Verdadero

6.      “La sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar ____ _________.” He. 10:4

7.      ¿Qué bendiciones recibimos con la sangre que Jesús derramó?  I Jn. 1:7
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