La
unidad que existe en la iglesia del Señor
Escrituras: Ef. 4:1-16; Jn. 3:16; Ro. 6:3-7; Ro. 1:20-21;
1 Co. 1:10.
Propósito: Mostrar como cada uno de nosotros debe ver las capacidades o facultades
que Dios nos ha otorgado como instrumento de unificación y edificación del
cuerpo, el cual es la iglesia.
Hechos
Bíblicos:
En
lecciones anteriores hemos aprendido que el cuerpo es la iglesia o el reino
(Col. 1:18). Hay un solo cuerpo con una
sola cabeza. Cristo es la cabeza de ese
cuerpo, la iglesia (Ef. 1:22-23). Si hay
un solo cuerpo, entonces hay solamente una iglesia. Esto quiere decir que no debe haber más de
una iglesia. La Biblia también nos
enseña que no debe haber divisiones (1 Co. 1:10). Léase Ef. 4:1-15.
Hay
un Espíritu, el Espíritu de Dios. En
nuestra última lección, aprendimos como Dios da su Espíritu a cada cristiano y
como Dios mora en cada uno de ellos. Hay
también una sola esperanza, la cual es en Cristo. Debemos confiar en la fortaleza de Cristo
para vivir nuestras vidas, y esperar con ansiedad nuestra resurrección con
él. Esta esperanza en la vida eterna le
da un propósito a nuestras vidas. Es la
oportunidad de seguir adelante porque
tenemos la esperanza de una vida mejor si dependemos de Cristo y nos
conservamos fieles a él. El es nuestro
Señor. No podemos esperar ser salvos de
nuestros pecados sino a través de Cristo.
¿Recuerdan ustedes que aprendimos que Jesús derramó su sangre sin pecado
por nosotros? Ningún otro sacrificio
hubiera sido suficiente, porque todos los demás hombres han pecado. Pero Jesús nunca pecó; él es el Hijo de
Dios. (Jn. 3:16).
Así
es como tenemos la esperanza en el Señor.
Confiamos en que él cuidará de nuestras necesidades en esta vida, y nos
dará vida eterna después de nuestra muerte.
Cuando la vida se nos muestra difícil y no comprendemos el por qué,
confiémos en que Dios resolverá los problemas de acuerdo con lo que es más
conveniente para nosotros y continuémos obedeciéndole (Ro. 8:28). Solamente nuestra fe en Dios nos mantiene
obedientes hacia él (He. 11:4-17). Todos
los grandes hombres del Antiguo Testamento fueron inspirados por la fe en su
obediencia (He. 11:6; Gá. 5:6). Se nos
justifica por nuestra fe, porque nuestra fe nos guía hacia obediencia y hacia
Cristo.
Hay
un solo bautizo. Recuerden que el
bautizo se lleva a cabo debido a la fe.
El bautizo es para la remisión de los pecados (Ro. 6:3-11). El bautizo constituye una inmersión. En todos los escritos originales la palabra
“bautizo” significaba inmersión. En el
bautizo somos enterrados con Cristo en su muerte y resucitados a una nueva vida
como lo fue él.
Versículo para memorizar:
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino
que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.”
--1 Corintios 1:10
Ilustración:
Marcos
tenía un perro llamado Lobo al cual quería mucho. Perro Lobo se hizo viejo y finalmente
murió. Marcos decidió enterrar a Lobo en
el jardín de su casa, de ese modo podía sentirse como que su amigo estaba
cerca. Hizo un hoyo y después de
envolver cuidadosamente el cuerpo de su perro Lobo, lo enterró. ¿Cómo creen ustedes que Marcos enterró a su perro
Lobo? ¿Lo puso en el hoyo y le puso un poquito
de tierra? O tal vez de otra maceta le
echó un poco de tierra. No, no fue eso
lo que hizo. Cubrió el cuerpo del perro
completamente. Esto es exactamente lo
que hacemos, cuando al estar muertos en el pecado, y para limpiarnos, se nos
sumerge completamente en el agua a semejanza de la muerte de Cristo (Ro.
6:4). No se nos rocía solo un poquito de
agua. O se nos echa un poquito de una
jícara. Se nos cubre totalmente, como el
perro de Marcos. Recuerden que la merte
de Cristo fue cuando derramó su sangre y esta sangre fue para limpiarnos del
pecado, para con ella lavar los pecados y hacerlos desaparecer. El bautizo es una semejanza de la muerte de
Cristo, de como fue sepultado y de su resurrección.
Algo
para meditar:
Hay
un solo Dios. Algunas gentes creen que
hay más de un Dios (O quizá que no hay Dios), pero los cristianos saben que hay
un solo Dios. Lo sabemos cuando
contemplamos las cosas que Dios ha creado (Ro. 1:19 y 20). Cuando la gente no cree en Dios, comienzan a
sentirse ellos mismos sus propios dioses; llenos de vanidad y falta de
agradecimiento. Creen que tienen tanta
sabiduría que realmente actúan como tontos (Ro. 1:22). Estas gentes también pueden ser como los que
se comen la fruta de un árbol, después cortan el árbol para construir su casa,
queman otra parte para cocinar su comida y protegerse del frío, luego del resto
tallan una imagen y se inclinan ante ella y la llaman su dios.
Dentro
de un cuerpo cada miembro tiene diferentes funciones, del mismo modo que el
cuerpo humano con sus miembros y sus diferentes funciones. El ojo no puede realizar el trabajo de la
mano, o la mano no puede funcionar como el pie, o el pie como el corazón. Así mismo cada miembro del cuerpo de Cristo
es importante porque es diferente de todos los demás. Algunos son maestros, otros son diáconos,
ministros, los que están a cargo de ayudar a los enfermos, etc. Cada una de estas tareas aunque sea pequeña
es necesaria para el funcionamiento del cuerpo entero (Ef. 4:15-16).
En
los días del principio de la iglesia, dones especiales fueron otorgados. Jesús envió a sus apóstoles el Espíritu Santo
con un propósito muy especial (Hch. 1:8).
Para establecer su reino sobre la tierra, los apóstoles tenían la tarea
de mostrar al mundo que ellos eran verdaderamente enviados de Dios; por ello
Dios les otorgó la misma clase de poderes que Cristo había mostrado durante su
estancia sobre la tierra, o sea el poder de sanar al enfermo, de resucitar al
muerto, de hablar en lenguas, de profetizar, etc. En Hechos 10, Dios envió un don especial para
mostrar que los Gentiles también podían formar parte del Reino de Cristo del
mismo modo que los judíos. Esto era para
que los judíos aceptaran a los gentiles como participantes de ese reino. Una vez que estos principios fueron
comprendidos, y el reino establecido y todos los sucesos recolectados en las
escrituras, no hubo necesidad de más poderes milagrosos. Ahora podemos creer en la palabra escrita sin
creer en más pruebas milagrosas, por los hombres.
Dios
nos ha mostrado claramente que él tiene un Hijo (Jn. 3:16) y que hay un plan
para su gente. Para ser salvo por medio
de Cristo debemos estar en Cristo, o sea en el cuerpo de Cristo. Para ser obediente debemos hablar las mismas
cosas que Dios habla por medio de su Palabra.
Esta es la verdadera unidad.
Preguntas:
1.
¿Quién es la cabeza del
cuerpo? Col. 1:18
2.
¿Cuántos hijos tiene Dios? Jn. 3:16
3.
¿Qué es fe? He. 11:1
4.
¿Qué causó que Abraham obedeciera
a Dios? He. 11:8-9
5.
¿Para qué es el bautizo? Hch. 2:38
6.
¿Cuál es el don que siempre se
recibe durante el bautizo? Hch. 2:38
7.
¿Qué nos muestra que Dios es
real? Ro. 1:20
8.
¿Por qué eran ciertos dones
especiales necesarios cuando el reino estaba siendo establecido? Vea la lección.
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