La
forma en que el tabernáculo apuntaba al cielo
Ex.
25-27; Ex. 30:20-21; He. 8-10; 1 Co. 10:11; Ro. 15:4;
Gá.
3:24; Hch. 2:38; 1 P. 2:5 & 9; Ro. 12:1; Sal. 119:105
Propósito: Mostrar que el tabernáculo del antiguo convenio así como la forma de
adorar en él, señalan en dirección del cielo y de la iglesia.
Hechos Bíblicos:
Hace
mucho tiempo, en los días de Moisés, Dios deseaba una morada entre su pueblo,
los israelitas. Por tanto le dijo a
Moisés que construyera el tabernáculo (Ex. 25:8-9). Y le dio instrucciones de como llevar este
proyecto a cabo. Dios tenía un plan (Ex.
25:27). Y Dios también quería que este
tabernáculo constituyera el modelo para las cosas que su Hijo Jesús algún día
enseñaría a la gente, cuando viniera a vivir sobre la tierra. Quería que fuera el modelo del verdadero
tabernáculo, que es la iglesia, y para indicar la santidad del trono de Dios en
el cielo (He. 8-10). Sabemos que Dios
verdaderamente vino. Dios le indicó a
Moisés lo que debía poner en este tabernáculo.
Veamos la descripción del tabernáculo al hacer nuestro estudio. Tratemos de comprender el significado de las
cosas que contenía en comparación con la iglesia.
El
tabernáculo era tres veces más largo que su anchura. La altura medía lo mismo que la anchura. Se había puesto un velo en el interior que
dividía el tabernáculo exactamente en una tercera parte de la distancia de su
longitud. Por tanto esta sección tenía
las mismas medidas en longitud, anchura y altura. Esta parte constituía el lugar santísimo y
ahí se guardaba el acta del pacto (o testimonio). Pacto significa convenio, tratado, promesa, y
Dios había prometido bendiciones a los israelitas si obedecían sus
mandamientos. Sobre el arca había un
propiciatorio desde donde Dios hablaría con el sumo sacerdote (Ex. 25:22).
Una
vez al año, el sumo sacerdote ofrecía la sangre de un becerro para expiación de
sus propios pecados y los de su familia, y la sangre de un macho cabrío para la
expiación de los pecados del pueblo. Y
esa sangre sería esparcida sobre el propiciatorio. El Lugar santísimo se encontraba en el
extremo oeste del tabernáculo. (Lv.
16:6-15)
La
sección al este del lugar santísimo era dos veces en longitud lo que era de
anchura, y exactamente tan alto como ancho.
Esta parte era llamada el lugar santo.
Contenía tres cosas: el
candelabro de oro, la mesa para el pan de la proposición y el altar del
incienso que estaba cerca del velo (He. 9:2; Ex. 30:1-6). Los sacerdotes comunes entraban a esta parte
todos los días para ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo. En la parte exterior de estas dos secciones
del tabernáculo, había un recinto que medía dos veces en longitud que la
anchura; este era el atrio del tabernáculo.
Aquí era donde se mataban los animales que luego eran quemados en el
altar para las ofrendas como holocausto.
Este altar se encontraba al frente del tabernáculo. Entre el altar y el tabernáculo había una
fuente de bronce que contenía agua y en la cual los sacerdotes se lavaban las
manos y los pies antes de entrar al lugar santo. Esto era un mandamiento de Dios, el que se
lavaran o morirían (Ex. 30:17-21).
Cuando Dios les dio estas instrucciones a los sacerdotes israelitas,
ellos comprendieron que debían obedecer su voluntad al pie de la letra y con
exactitud para poder ser agradables a los ojos de Dios.
Sabían
que Dios les había dado una promesa de que algún día de la simiente de Abraham
todas las naciones del mundo serían bendecidas (Gn. 22:18). Pero lo que no sabían era que los ritos que
habían sido ordenados que siguieran bajo la ley de Moisés, constituían la
sombra o el modelo de algo mucho más grandioso.
Esto sería revelado cuando el Hijo de Dios, Jesucristo, viniera a esta
tierra (He. 9:11; 9:24, 10:10). En
seguida veremos como algunas de las formas de culto en el tabernáculo
constituyen la sombra o modelo de lo que hoy tenemos y se nos enseña. Pablo escribió en Romanos 15:4, Gálatas 3:24
y I Co. 10:11 de como la antigua ley nos ayudaría a ver el camino de Dios.
Para
ser añadido a la iglesia de Cristo, debemos ser bautizados con agua para la
remisión de nuestros pecados (Hch. 2:38), del mismo modo que los sacerdotes se
tenían que lavar las manos y los pies para desbacerse de todo lo sucio antes de
entrar al Lugar Santo (Ex. 30:20-21). La
acción de lavarse era como el bautizo de hoy y el lugar santo era como la
Iglesia (Lea He. 10:22 donde se nos habla de esto mismo.)
Una
vez que los sacerdotes se habían lavado, ya podían entrar al lugar santo y
podían ofrecer sacrificios a Dios delante del altar del incienso, bajo la luz
del candelabro y podían comer el pan de le proposición. En 1 Pedro 2:5 & 9 nos dice que los
cristianos son un sacerdocio santo porque son un linaje escogido y como
sacerdotes pueden ofrecer sacrificios espirituales y pueden presentar sus
cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Ro. 12:1; 1 P. 2:5). Así que cuando una persona entra en Cristo
como miembro de su iglesia y ofrece su vida y servicio a Cristo, se le puede
comparar al sacerdote israelita que entraba al lugar santo y ofrecía
sacrificios en el altar de incienso.
La
palabra de Dios es como el candelabro de oro en el lugar santo. En Sal. 119:105 leemos acerca de la palabra
de Dios: “Lámpara es a mis pies tu
palabra, Y lumbrera a mi camino.” La
mesa con el pan de la proposición puede ser comparada a la cena del Señor, la
cual fue instituida para llevarla a cabo por los cristianos en el primer día de
la semana.
Al
sumo sacerdote de los israelitas se le puede comparar con Cristo: la sangre que el sacerdote esparcía una vez
al año, con la muerte de Cristo y la sangre que derramó por nosotros en la
cruz. El lugar santísimo es como el
cielo donde Cristo ha ido para interceder por nosotros desde el propiciatorio
(lea He. 8, 9, y 10). De este modo vemos
como podemos aprender cuando tratamos de comprender lo que la ley antigua
enseña y a través de este llegar a Cristo como el versículo en Gá. 3:24 nos
dice.
Ilustración:
Alejandro
esperaba con ansiedad la llegada del día en que el pueblo tendría la fiesta tan
esperada. Hacía ya muchos días que el
niño había notado algo que tenía la forma de un toro, pero estaba cubierto y
que había sido colocado en una de las colinas a las orillas del pueblo para que
nadie lo molestara. Al mencionárselo a
su papá, éste le dijo que era una sorpresa y que no debía acercarse a
investigar. Por fin la noche de la
fiesta llegó. Alejandro y su papá se
dirigieron hacia el objeto misterioso que parecía toro y cuya sombra se esparcía
sobre la calle. De pronto la gente dio
gritos de sorpresa y Alejandro pudo ver, al ser el objeto descubierto, que era
una gran piñata con mucha fruta para toda la gente. Era algo mejor de lo que había esperado.
Alejandro
reflexionó por un momento: “Esto es como
el antiguo pacto de Dios y el tabernáculo.
Era algo bueno durante la espera, pero ahora que puedo ver lo que es, es
aún mejor”. La piñata con todas las
cosas buenas que contenía, podría compararse con Cristo y la iglesia.
Versículo para
memorizar:
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron a fin de que por la
paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.”
--Romanos 15:4
Preguntas:
1.
Nombre tres de las cosas que se
encontraban en el tabernáculo.
2.
El sumo sacerdote puede ser
comparado a Cristo en su oficio.
Falso o
Verdadero
3.
La lavada de los pies y de las
manos de los sacerdotes es como:
¨
bautizo
¨
oración
¨
ofrendas
1.
¿Qué cosa separaba el lugar
santísimo del lugar santo? He. 9:2-3
2.
¿Cuál es nuestro candelabro en la
actualidad? Salmos 119:105
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